Seleccionar página

Una ciudad inteligente o un caballo de Troya

Una ciudad inteligente o un caballo de Troya

Por Federico de Arteaga. Master en Dirección y Administración de Empresas (MBA) por la Universidad Católica de Uruguay y PhD en Responsabilidad Social, Innovación y Sostenibilidad por la Universidad Anáhuac.

La inteligencia hay que demostrarla, la ciudad termina siendo inteligente por los impactos. No se trata de un potencial de inteligencia sino de la realidad de los beneficios. Y para eso hay que tener un modelo mental desde el que se analiza para buscar un resultado.

Existen muchas formas de leer una ciudad, y la más innovadora es desde la prevención y desde los impactos. Desde la prevención porque es mucho lo que se puede hacer cuando se cuenta con big data, información y donde se ha generado conocimiento y analizado las tendencias. Y cómo se ha reaccionado frente a la incertidumbre.

Un ejemplo fue en la pandemia, cuántas ciudades respondieron mejor por ser “inteligentes” de acuerdo a las categorizaciones. ¿De qué sirvió la información, la digitalización, los servicios, el cálculo de la capacidad de carga del destino?

Y ese análisis no se ha explicitado ya que todo se ha visto del punto de vista de la pandemia, con ese catalejo. Pero no se lo ha analizado cómo han prevenido las ciudades, cómo han reaccionado y actuado, cómo se ha comportado el sistema.

Y ese conocimiento ¿si quedó, dónde? ¿Porqué no se ha avanzado tanto en los Destino Turísticos Inteligentes? Una forma de verlo es en lo que decía César Hidalgo; en los tres principios del conocimiento; i) la experiencia, el tiempo, las curvas de aprendizaje, pero el aprendizaje del punto de vista de la implementación no de la teoría; ii) la difusión, ya sea en el espacio geográfico como en las lecciones aprendidas y mejores prácticas y iii) la intensidad, hay que generar valor para cada grupo de interés y pasar del conocimiento tácito al explícito, aunque por ahora no haya en forma muy clara ninguno de los dos.

Para poder medir impactos hay que tener una metodología, hay que gestionar no solo hablar de los temas. Y esa metodología debe comprehender la complejidad, poder leer ese sistema y actuar en ese sistema. Y en este contexto gestionar los riesgos, los sistémicos y los no sistémicos, ya que una vez instalada una nueva variable exógena el análisis riesgo debe ser intrínseco.

Las cosas se dan en tiempo real, las sociedades evolucionan, los destinos maduran y los destinos y la gente exigen nuevas formas de mitigación de riesgo y vías de solución.

Las ciudades y los destinos inteligentes sólo podrán ser llamados así si demuestran que logran lo que prometen; si concentran conocimiento y lo utilizan, si no se pueden convertir en lo que decía en la Eneida el sacerdote Laooconte que advirtió a los troyanos que si dejaban entrar en la ciudad al Caballo de Troya caerían en una trampa.

“Mas del caballo no os fiéis, Troyanos:
yo temo al Griego, aunque presente dones.”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *