De la vocación de las ciudades y la nueva gobernanza.
Por Enrique de la Madrid. Director del Centro para el Futuro de las Ciudades del Tecnológico de Monterrey.
Publicado por El Universal. Ver publicación original aquí.
Para lograr mejores ciudades en un país como México, requerimos fijarnos objetivos claros y acordes al nuevo mundo en que vivimos. Uno de ellos es definir las diversas vocaciones de las ciudades que habitamos, y otro es transitar a un nuevo modelo de gobernanza, que involucre a todos los actores que formamos parte de ellas.
Para que este nuevo modelo de gobernanza sea posible, necesitamos la generación de planes a cuando menos 25 años, que puedan ser revisados regularmente, a efecto de orientar o incluso restringir acciones del gobierno, e involucrar más a las empresas, a la sociedad y a la academia para que no se vean afectadas por constantes cambios de los gobiernos. Sólo así podremos procurar y lograr el óptimo desarrollo de nuestras ciudades, fortaleciendo los trabajos de vinculación existentes entre municipios y entidades vecinas, y continuar construyendo a partir de las cosas positivas que hemos alcanzado.
Tenemos la mala costumbre de querer reinventar cada ciudad, incluso al mismo país, con cada nueva administración que llega. El desarrollo es evolutivo y se avanza a partir de los cimientos construidos por quienes nos han antecedido; no debiendo ser esto una limitante para emprender acciones necesarias con el fin de mejorar y de continuar adaptándonos a una realidad inevitablemente cambiante.
Con una planeación sólida, basada en políticas públicas y visión de futuro, será cada vez más relevante el papel que juegan los principales actores de cualquier ciudad. Y me refiero con ello no sólo a los gobiernos municipales, estatales y federales, sino también a las organizaciones sociales, a las empresas, a la academia y a los centros de investigación, pensamiento y acción, como el que impulsa el Tecnológico de Monterrey con el Centro para el Futuro de las Ciudades.
Definir la vocación de las ciudades y aplicar nuevos modelos de gobernanza se han combinado exitosamente en múltiples ciudades del mundo, logrado transformaciones espectaculares. Hay casos como el de Bilbao, que pasó de ser una ciudad industrial en declive a uno de los destinos turísticos más emblemáticos de España, gracias al empuje de un grupo de empresarios y al decidido apoyo de las autoridades locales. Hoy han regenerado su sistema de ríos, sus puentes, e incluso cuentan con uno de los tres museos Guggenheim a nivel mundial.
También está el caso de Medellín, en Colombia, que logró transitar de la ciudad más violenta del mundo a una de las más prósperas e innovadoras. En 1991, la tasa de homicidios en Medellín llegó a 381 por cada 100 mil habitantes, mientras que en 2018 se registraron 25 homicidios por cada 100 mil habitantes. Además de la crisis social, a principios de los años 90 sufrió una profunda crisis económica, al ser una ciudad de vocación textil que se vio afectada y perdió un importante número de empleos por la apertura comercial de China.
Actualmente, Medellín es una ciudad basada en servicios y en la innovación, lo que ha contribuido a su prosperidad y a un ambiente de mayor seguridad. La principal clave de su éxito fue la vinculación entre la academia, el sector empresarial, el gobierno y la sociedad civil, logrando una mayor corresponsabilidad que se ha visto reflejada en diferentes frentes.
En cuanto a México y en una dimensión mucho más pequeña pero no por ello menos emblemática respecto a lo que se ha alcanzado, está uno de los siete “Pueblos Mágicos” de Jalisco. Me refiero a Tequila, cuya reconversión fue posible gracias a un nuevo modelo de gobernanza y a una participación público-privada muy activa.
Recientemente tuve una entrevista con Federico de Arteaga, quien es el Director de Planeación de Grupo JB y responsable del proyecto “Tequila Inteligente”, con quien platiqué y me actualicé al respecto. Esta ciudad, con alrededor de 30 mil habitantes, registraba hasta el año pasado alrededor de 300 mil turistas anuales. Siendo herencia del México tradicional, en poco más de una década consolidó su nueva vocación turística y la sumó a sus históricas vocaciones en lo industrial y en lo rural. Esto se atribuye, en buena medida, a la destacada y consistente labor del Consejo de Desarrollo Integral de Tequila, A.C. (CODIT), que ha logrado una funcional cohesión institucional y social.
Tequila es el primer pueblo mágico mexicano en proceso de certificación como Destino Turístico Inteligente por la Secretaría de Turismo de España. También lo es en Turismo Sostenible por Biosphere, y en aspectos de seguridad por el Instituto para la Calidad Turística Española. La nueva gobernanza que ha impulsado el CODIT en su localidad, procura el desarrollo sustentable en lo económico, social y ambiental.
En Tequila se ha creado un sistema de información para la mejor la toma de decisiones de sus residentes, visitantes y autoridades, a partir de la transparencia, la tecnología y la confianza. Así, cada día cuenta con una ciudadanía más activa, una gobernanza más efectiva, y una ciudad más ordenada y próspera.
Casos como estos nos confirman la importancia de un involucramiento más profundo y proactivo de los actores económicos y sociales, y no sólo dejar el desarrollo de nuestras ciudades como si fuera responsabilidad única de las autoridades políticas y administrativas que las gobiernan.
Muchos de nuestros problemas pueden ser abatidos echando mano de la creatividad, la colaboración y la innovación tecnológica. Hoy tenemos herramientas como la ciencia de datos, la inteligencia artificial y el blockchain, las cuales juegan un papel más que relevante para lograr nuestros propósitos como parte de una colectividad.
Una nueva instancia de gobernanza, ajustada a cada localidad, podrá ser más eficaz que las adaptaciones y actualizaciones a los marcos jurídicos existentes. Para realmente transformar las diferentes realidades que conviven en un México complejo, debemos de apostar más por modelos de gobernanza innovadores, plurales e integrales. Más aún en un país democrático y de libertades como debe ser el nuestro.
Enrique de la Madrid Cordero.
Licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, con una Maestría en Administración Pública de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard. Ha sido coordinador General Técnico de la Presidencia de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Diputado Federal en el periodo 2000-2003, Presidente Ejecutivo de Con México y Director General de Financiera Rural. Entre 2010 y 2012 ocupó Dirección Ejecutiva de Relaciones Institucionales y Comunicación Corporativa de HSBC para México y América Latina. A partir de diciembre de 2012 fue nombrado Director General del Banco Nacional de Comercio Exterior y en agosto de 2015 asumió el cargo de Secretario de Turismo del Gobierno de la República Mexicana, el cual desempeñó hasta noviembre de 2018. Actualmente es el Director del Centro para el Futuro de las Ciudades del Tecnológico de Monterrey, además de que dirige y conduce el programa de TV «Ahora / Futuro; México y el Mundo», el cual se transmite semanalmente en ADN 40 (Tv Azteca).