Reservas analógicas en destinos turísticos | Libro Tequila Inteligente
«Fragmentos del Libro Tequila Inteligente, relato de su experiencia como Ciudad y Destino Inteligente.»
Ya hemos establecido nuestras prevenciones sobre el impacto disruptivo
negativo que puede tener la tecnología. Ello no significa rechazo ni renuncia; tan solo necesidad de una mirada más ilustrada y reflexiva sobre la tecnología turística, sus aplicaciones y los efectos sobre el destino turístico.
La gestión de los destinos turísticos debe asentarse en la primacía de lo real, en relación con los componentes virtuales, de lo analógico frente a lo digital. Teniendo en cuenta las interrelaciones entre ambos aspectos, el análisis del ecosistema turístico debe considerar ambos aspectos de forma integral.
Es necesario establecer reservas analógicas frente a la tentación de virtualización y confinamiento de la memoria del territorio a archivos digitales. Algunas de las características de estas reservas analógicas son plazos largos, tiempos lentos, perspectiva holística, procesos no lineales, espacios para la sorpresa y contención.
Los procesos de configuración de un Destino Turístico Sostenible requieren un horizonte de largo plazo que trate de adelantarse y gestionar las consecuencias de las actuaciones realizadas, especialmente de aquellas que pueden deteriorar los activos tangibles e intangibles que existen en un territorio. Entre estos activos intangibles, destaca el capital social existente. Este capital se expresa en los lazos visibles e invisibles que atan una comunidad a un destino.
La tecnología es una herramienta útil para definir y desarrollar destinos turísticos sostenibles, pero no es la única ni la más importante.
Antes de valorar qué tecnología puede ser más idónea y cómo esta puede contribuir al desarrollo de un destino, hay que analizar el destino turístico desde una perspectiva holística. En caso contrario, se corre el peligro de hacer de la tecnología el eje directriz de la intervención sobre un territorio turístico, con consecuencias en ocasiones irreparables. Antes de sembrar la semilla de la tecnología hay que preparar el terreno para que esta pueda dar sus frutos.
Por otro lado, analizar principalmente el destino turístico desde la perspectiva de la tecnología puede formatear en exceso el debate sobre qué destino turístico queremos. La tecnología proporciona soluciones unilaterales con rapidez, lo que resulta muy atractivo para gestores de los destinos que dicen no tener tiempo que perder. Necesitan victorias rápidas, resultados, éxitos, medidos fundamentalmente en capacidad de atraer nuevos turistas e incrementar el gasto en el destino, sin atender a otros aspectos, como la capacidad de carga o la habilidad para adaptarse a las nuevas demandas sin
deteriorar los activos turísticos existentes.
Hay que domar la tecnología, ponerla al servicio del destino.
En los procesos de planificación turística la tecnología debe venir al final no al principio. La tecnología debe estar al servicio del crecimiento orgánico del destino turístico. Ante la avalancha de soluciones tecnológicas, el gestor del destino necesita preservar un espacio de lucidez estratégica para tomar decisiones.
Pensar estratégicamente un destino turístico sostenible requiere involucrar activamente en el proceso a una pluralidad de actores, teniendo en cuenta las ventajas, los inconvenientes, los tiempos de desarrollo, la capacidad de adaptación de los mismos y el tiempo necesario para llevar a cabo los proyectos considerados. La idea de proceso hace alusión a una construcción que requiere tiempo y que nunca es lineal, donde se producirán avances y retrocesos. En ocasiones será necesario actuar con contención, establecer momentos de pausa, valorar las alternativas existentes y sus consecuencias a mediano y largo plazo. Los destinos turísticos son entornos complejos donde se encuentran una multiplicidad de actores con intereses en muchas ocasiones no coincidentes. Un proceso de esta naturaleza genera costes y beneficios, ganadores y perdedores. Conviene explicitar estas situaciones.
En términos generales, los responsables del diseño y gestión de las políticas públicas están condicionados por automatismos y por una apreciación ingenua de que aquello que funcionó en el pasado funcionará de igual manera en el futuro. Su capacidad para generar procesos de mejora está directamente relacionada con su capacidad para identificar los errores cometidos y sus causas, y aprender de ellos.
Los gestores de los destinos turísticos tienden a ver el futuro como un espacio de oportunidades traducidas por lo general en generación de ingresos económicos a corto plazo. Las urgencias de lo cotidiano se imponen sobre otras consideraciones. Se valoran los resultados, en particular los resultados económicos que pueden ser medidos fácilmente como incremento del flujo de turistas, del número de pernoctaciones o del gasto medio en el destino. Los sistemas de evaluación no toman en cuenta otro tipo de indicadores o, si los toman, no los valoraran suficientemente en el proceso de toma de decisiones. El criterio principal que organiza el resto de los criterios es el de la mejora
de la competitividad turística.
Solo acercándose a un destino pausadamente se puede establecer relaciones con él de forma plena y tener una experiencia satisfactoria de inmersión que permita entender la realidad de forma no superficial. Interactuar con el destino turístico con afán de disfrutarlo, de comprenderlo en el sentido etimológico del término que significa «abarcar, tener dentro de sí».
Acercarse a la realidad con curiosidad y sin miedo requiere un acto de preparación interior, de construcción de la mirada. ¿Cuál es la esencia del lugar, eso que de verdad importa, pero que tantas veces pasa desapercibido?
La tecnología puede ayudarnos a preparar ese viaje anticipando imágenes, recorridos, itinerarios, permitiendo «recrear» el lugar antes de haberlo visitado materialmente. Los dispositivos de realidad virtual y las animaciones de videojuegos en lugares históricos son mecanismos que, bien utilizados, pueden servir para interactuar con el destino de forma anticipada, obteniendo información que permitirá maximizar la satisfacción experimentada con la visita cuando se produzca materialmente. Sin embargo, también pueden servir para banalizar la experiencia, en la medida en que todos los formatos utilizados se parecen.
La preparación del viaje requiere también un acto de despojo. El viajero debe llegar pertrechado apenas con su curiosidad, habiendo exiliado de forma preventiva prejuicios y estereotipos. El viaje turístico es muchas veces una colección de lugares comunes donde el turista se limita a confirmar «lo que pensaba» o «lo que ya sabía»: la imagen arquetípica del lugar. El viaje se convierte en una gymkana2 con poco margen para la improvisación, donde se van marcando con cruces los objetivos a visitar, intentando no desviarse del camino trazado, sin espacio para la experimentación y la sorpresa.
En definitiva, para aprehender un destino necesitamos tiempo. Los dispositivos que «aceleran» el tiempo nos ponen en modo fast forward vertiginoso. Vamos más de prisa de lo que nuestros cuerpos se pueden permitir. No hay tiempo para la pausa. Incluso la recuperación de recuerdos, el rebobinado, es una forma acelerada de consumo de recuerdos. La identificación, protección y puesta en valor de los recursos analógicos que hay en el territorio, constituye una estrategia fundamental para salvaguardar el patrimonio intangible existente.
El libro Tequila Inteligente es el storytelling de un proyecto y de una realidad. Una experiencia concreta: la de Tequila, en su camino a convertirse en un Pueblo Mágico Inteligente en 2020 y en una Ciudad Inteligente en 2040. La lógica inicial, las decisiones tomadas y sus aprendizajes, asimismo, la visión de expertos internacionales, a veces crítica, a veces futurista, a veces entusiasta, se han dado encuentro en este libro. Expertos que han participado de una forma u otra en el proceso, se enmarcan en la experiencia internacional e interpretan el fenómeno de las Ciudades Inteligentes, validando acciones y decisiones y brindando señales, señalando riesgos y brindando opciones. De igual forma, se ha entrevistado a un variado número de tomadores de decisiones en relación con Tequila, para dar su visión de un tema que ha venido para quedarse de una manera u otra en nuestro Pueblo Mágico.