Urbanismo táctico.
Usted como geógrafo ¿qué función le ve a esta corriente del urbanismo táctico?
El urbanismo táctico es una corriente que viene a suplir algunos de los déficits de la planificación urbana más clásica logrando atender de manera casi inmediata las necesidades y demandas de las comunidades en relación con el espacio público. Frente a una planificación lenta, encorsetada y costosa, el urbanismo táctico permite generar, con un enfoque basado en la participación ciudadana, soluciones temporales a bajo costo.
Evidentemente no se trata de una corriente que deba sustituir a la planificación tradicional, sino que más bien debe complementarla. Mientras una aplica un enfoque sustentado en el medio y largo plazo, caso de los Planes Generales de Ordenación Urbana o de los Planes Parciales, el urbanismo táctico se concentra en el corto plazo intentando satisfacer necesidades de manera inmediata.
¿Cuáles son las claves de este tipo de urbanismo y en qué tipo de ciudades lo ve viable y para qué?
El urbanismo táctico puede ser aplicado en todo tipo de ciudades porque todas tienen necesidades que pueden ser atendidas, con soluciones temporales, en el corto plazo. Además, el bajo coste de las intervenciones permite que su aplicación no dependa tanto de la disponibilidad presupuestaria como de la buena disposición de las comunidades y las autoridades locales.
Una de las principales claves de este tipo de soluciones, desde mi punto de vista, es su capacidad de servir como pretexto para el diálogo y el entendimiento entre administradores (los ayuntamientos o municipalidades) y administrados. Esta relación, por desgracia, no se suele producir como norma general durante la tramitación de los planes generales siendo éstos la principal herramienta de planificación territorial a escala local.
Resumiendo, las principales claves de urbanismo táctico serían la temporalidad, su bajo costo, su conexión con los intereses y necesidades de las comunidades locales, su escala “micro” y la agilidad en su ejecución.
Por último, creo la crisis sanitaria del coronavirus, en la que aún nos encontramos inmersos, ha ayudado a ilustrar el propio espíritu del urbanismo táctico. Las necesidades en los entornos urbanos han cambiado de manera muy rápida, el uso del vehículo privado ha descendido notablemente durante semanas mientras aumentaba el uso de otros medios como la bicicleta, los requisitos de distanciamiento social han agudizado las necesidades de espacio para el peatón, todos hemos hecho una vida basada en el entorno más próximo (el barrio) y, entre otras muchas cosas, las restricciones para sectores como la hostelería también han generado una ocupación del espacio público distinta a la habitual. Como resultado, se ha producido una gran explosión de intervenciones que podríamos relacionar claramente con el urbanismo táctico siendo Paris o Nueva York dos de las urbes que han logrado algunas de las acciones de mayor impacto mediático.
¿Conoce usted experiencias de este tipo en su entorno más próximo?
En la línea de lo comentado anteriormente, Santander ha tenido una experiencia muy reciente en este campo como respuesta a las nuevas necesidades inducidas por la crisis del coronavirus. Se trata de un nuevo carril bici, de carácter temporal, que ha sido creado mediante la eliminación temporal de plazas de aparcamiento en superficie con elementos de bajo coste para contrarrestar las limitaciones generadas por el distanciamiento social.
En general, una parte importante de los proyectos de urbanismo táctico llevados a cabo en España en los últimos meses tienen que ver con la ampliación de aceras y espacios para el peatón en detrimento del espacio habitualmente ocupado por los coches.
Aunque, como ya he indicado, existen casos representativos de urbanismo táctico en España (el Campo de la Cebada en el madrileño barrio de La Latina es uno de los más conocidos), para mí Latinoamérica sigue siendo la referencia en ese tema. Ciudad de Panamá, Bogotá, Medellín, o Ciudad de México son, hoy, el epicentro de esta corriente.
Jaime Gutiérrez Bayo.
Es Licenciado en Geografía y Máster en Estudios Ambientales y Territoriales. Cuenta con 20 años de experiencia profesional en los ámbitos de sostenibilidad y la participación ciudadana. Especializado en planificación estratégica, ha trabajado 12 años en el sector público, 7 años en la universidad y, a principios del año 2019, ha creado BRUMA, sostenibilidad y participación ciudadana, una consultora dedicada a desarrollar proyectos a medida en campos como la planificación, el turismo, la innovación o la gestión inteligente del territorio. Cuenta con una amplia experiencia tanto en España como en Latinoamérica.