El home office como un reto aún por estudiar.
Por: Juan Alberto González Piñón.
Trabajar desde casa parece ser la mejor opción si consideramos; los trayectos rumbo a la oficina, el tiempo en los embotellamientos, la influencia de las nuevas tecnologías, las nuevas formas de organizar el trabajo, el atractivo potencial en reducción de costos laborales, la desburocratización de las organizaciones, entre otros, sin embargo antes de tomar esto como cierto, es necesario plantearnos diversas incógnitas respecto de la madurez de estos modelos en función de la productividad, competitividad e impacto social. La CEPAL, señaló para el 2015 la siguiente configuración entre países y teletrabajo; Colombia, contaba con 31.000 personas, en México existían 2.6 millones de empleados bajo esta modalidad, en Argentina 2 millones de personas, en Chile 500.000 personas y en Brasil existían alrededor de 12 millones de tele trabajadores.
Es necesario analizar el teletrabajo en dos niveles; empresarial (empleador) e individual (trabajador). En el primer caso, podemos estudiar la viabilidad de obtener una retroalimentación directa del desempeño; el empleador puede no contar con información suficiente del trabajador limitado a las interacciones virtuales, la no identificación de costos ocultos derivados de una implementación inadecuada del teletrabajo, lo cual pueden implicar un aumento desequilibrante en los gastos que debe asumir el empleador; la falta de seguridad en el manejo de la información, falta de trabajo en equipo, falta de compromiso o pertenencia a la organización, mantener la vinculación del teletrabajo con el cumplimiento de metas e indicadores.
En lo individual, podemos investigar; aspectos como; cultura de separación trabajo-familia, que puede hacer que uno interfiera en la otra, otro caso es el de las características de la actividad, en donde la ausencia de mecanismos de colaboración puede llevar a una afectación en la capacidad de aprendizaje y por lo tanto en una reducción de la acumulación de capacidades tecnológicas individuales y a nivel organizacional.
“Los motivos para trabajar desde casa no son, o no sólo, para una mejor conciliación trabajo y vida familiar, pues también se busca satisfacer un deseo de más autonomía en la organización de la jornada laboral” (Brenke, K., 2016, p. 103).
En cifras no oficiales en México se habla de un 5% de teletrabajadores de la Población Económicamente Activa, esto debido a que el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) no incorpora en los cuestionarios a empleadores en el indicador de teletrabajadores. Si no se toman medidas, estaremos ante un grupo de trabajadores cada vez más numeroso en una situación de precariedad.
Juan Alberto González Piñón
Maestro en Ciencias de Comercialización de la Ciencia y la Tecnológica por el Centro Global de Innovación y Emprendimiento de la Universidad de Texas, Maestro en Ciencias en Administración por el IPN, tiene estudios y certificaciones en el IPADE, Babson Collage, EBC, OMPI, CAF, IPN y el BID. Candidato a Doctor en Innovación por la Universidad Anáhuac. En la Universidad Panamericana se ha desempeñado como Director del Centro de emprendimiento e Innovación, actualmente ocupa el cargo de Secretario de Vinculación de la UP; área desde la cual impulsó la creación del Centro de Patentamiento.