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Cuando solíamos ser una sociedad inteligente.

Cuando solíamos ser una sociedad inteligente.

Por Arturo de la P.

Hace algunos días me dispuse a ver la serie Hernán producida por Dopamine y Onza Entertainment, para TV Azteca y Amazon Prime Video, una serie que no pueden dejar de ver quienes buscan refrescar el conocimiento y conocer otros ángulos de la historia, especialmente porque cuenta los hechos desde la perspectiva de los personajes que la vivieron.

Mientras veía la serie, se formulaba en mi mente preguntas cómo… ¿Qué habría pasado si la historia hubiera favorecido a los Mexicas? ¿Qué habría sucedido si Diego Velázquez hubiera logrado capturar a Cortés llevándolo de regreso a Cuba? Pero la más importante y que lleva a la reflexión de este artículo; Siendo un pueblo de tal calaje, con tanta sabiduría y cultura sumada a la mayor potencia mundial de aquella época, ¿Por qué desaprovechamos la oportunidad de ser la sociedad más inteligente y avanzada al mezclarnos?

Hernán, la serie / Amazon Prime & TV Azteca International.

 

La serie muestra diferentes aspectos de la extinta Tenochtitlan y algo que llama poderosamente mi atención es el trazo urbano con el que se desarrollaba aquel imperio.

Empecemos hablando del agua, el elemento que mueve a la civilización y permite su asentamiento. Es bien sabido que el antiguo lago de Texcoco con casi 2,000 kilómetros cuadrados tenía una mezcla de agua dulce y salada que debieron aprender a controlar los Aztecas por medio de obras hidráulicas y diques que concentraban el agua de los ríos, obras que incluían entre otras cosas acueductos y canales que llevaban el agua fresca hasta la ciudad

Detalle del cuadro «El tianguis de Tlatelolco» de Diego Rivera / Palacio Nacional.

 

El Calmimilócatl era la figura dominante del urbanismo, la mente, amo y señor del trazo y operación de la ciudad. Es decir el encargado de llevar a la Gran Tenochtitlan a convertirse en una ciudad inteligente. Una figura que se extinguió con la conquista, posteriormente a ella la laguna fue desecada y se perdió el concepto original de la urbe.

Las calles de aquella potente ciudad o tlaxilacallis eran un híbrido entre canales y avenidas de tierra donde fluía el tránsito y el comercio. Sus calzadas conformaban una red estratégica que conectaba a la isla con tierra firme incluyendo puentes móviles y diques que eran controlados militarmente así como para regular los niveles y flujos de la laguna. Fue justamente en una de estas calzadas donde por primera ocasión Cortés y Moctezuma de vieron frente a frente.

Construir en un lago y aún en el islote representaba un reto de ingeniería, por ello aprendieron a generar cimentaciones inteligentes en base a tezontle, estacas de madera y una mezcla de arcillas que daban como resultado un fuerte mortero que soportaba firmemente sus construcciones e infraestructura.

Hernán, la serie / Amazon Prime & TV Azteca International.

 

La limpieza era un aspecto fundamental de la gran urbe. Los masehuales o macehualli eran el grupo étnico que tenía entre muchas otras funciones la de conservar el aspecto de la ciudad, ellos recogían la basura y desechos. La clase social de los masehuales conservaba una cosmovisión única, muy apegada al respeto por la naturaleza y los sentidos que emanaban de la tierra y del hombre mismo.

Aquella urbe estaba bien dividida por barrios llamados Calpullis donde todos los habitantes trabajaban en una cooperativa bien organizada generando fuertes lazos ciudadanos entre ellos. Los Mexicas sabían perfectamente el valor del trabajo en equipo lo propiciaban y era una parte esencial de la dinámica social.

Hernán, la serie / Amazon Prime & TV Azteca International.

 

La agricultura por último conformó también un aspecto digno de llamarse Inteligente dentro de la ciudad azteca. Pocas ciudades mezclaron con tal equilibrio su actividad agrícola con la vida urbana. Las chinampas permitían que dentro de la propia ciudad existieran parcelas que abastecían a sus habitantes. Represas y cuerpos de agua pluvial conformaban los sistemas de alimentación hídrica de estas tierras. Actualmente se pueden ver las últimas chinampas en la zona lacustre de Xochimilco en Ciudad de México.

Podríamos hablar de muchos otros aspectos como el comercio, la educación y un sin número de elementos que hicieron de esta civilización el imperio que fue. No dejo de pensar en por qué nuestro afán humano a destruir y remplazar en lugar de sumar y construir. Así pues, creo que la actual sociedad mexicana y latinoamericana nació de la mezcla de dos pueblos extraordinarios que no supieron sumar fuerzas y quizá perdieron la oportunidad de construir una realidad totalmente diferente. Los que hoy vivimos y habitamos estas increíbles tierras, tenemos la obligación de rescatar lo mejor de nuestros orígenes y hacer de nuestras ciudades un lugar más inteligente para vivir.


Arturo de la Peña.

Consultor Senior en Comunicación Digital. Cuenta con 20 años de experiencia en agencias de publicidad, creatividad, comunicación y medios. Especialista en medios digitales para alcanzar los objetivos de negocio con conocimiento en SEO, SEM, SMO, Inbound Marketing, Marketing de Contenidos y construcción de marcas. Fue profesor del Centro Universitario de Mercadotecnia y Publicidad en la materia de Publicidad Creativa, enfocada a la generación de valor para las marcas.

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