Gobernanza, cuestión transversal en ciudades y destinos inteligentes.
Usted siempre prioriza la gobernanza en sus ponencias; ¿cuáles han sido las experiencias exitosas en este sentido en Valencia con el sector privado?
Sí, es cierto. En el modelo de destinos turísticos inteligentes de la Comunitat Valenciana anteponemos la gobernanza como base, como elemento sobre el que pivotan el resto de los ámbitos relacionados con el modelo DTI. Se trata de una cuestión transversal y que debe ser el inicio del cambio de modelo.
Los destinos deben incorporar una nueva dialéctica en su planificación y gestión basada en la colaboración interna, con otras áreas de gestión, en el marco de su ámbito de competencias, pero también interadministrativa, esto es a diferentes escalas (local, provincial, etc.), y con el sector privado. No caben, sobre todo en el caso de zonas turísticas con un nivel de desarrollo maduro, ya consolidadas, planteamientos que no contemplen la integración de las diferentes áreas de gestión que directa e indirectamente influyen en el turismo y al sector empresarial.
Se trata, en definitiva, de fomentar la colaboración, cooperación y, en una fase más avanzada, la corresponsabilidad en la toma de decisiones y ejecución de actuaciones. Es la única vía para empezar a trabajar de una forma diferente, para tomar decisiones consensuadas, decisiones que reflejen la voluntad de todas las partes que forman un destino turístico, incluida la propia ciudadanía. De caminar sobre la base de una visión compartida en todos los sentidos.
¿Cree que, con la situación actual sanitaria, ser un Destino Inteligente tiene valor agregado ¿en qué?
Creo que aquellos destinos que venían trabajando bajo la premisa de la gobernanza y la gestión en clave inteligente, es decir aquellos que tenían estructuras de gestión basadas en la colaboración interdepartamental y con los agentes del sector, son los que han dado una respuesta más rápida y eficiente a la situación.
Estos destinos han sido capaces de detectar antes que otros las necesidades del sector y de poner en marcha medidas adecuadas, han visualizado la evolución de determinados factores y han alineado esfuerzos desde lo público y lo privado para mitigar el impacto de la situación.
En definitiva, han salido reforzados gracias a los cauces de diálogo y colaboración que previamente ya tenían en funcionamiento. Además, dado que venían trabajando con determinadas herramientas y estrategias relacionadas con inteligencia de mercados, han afrontado la crisis del COVID19 contando con información relacionada sobre la evolución de la demanda y de su propia oferta que les ha permitido conocer de primera mano lo que estaba ocurriendo en cada momento.
Los sistemas de información se basan en data en tiempo real, ¿cree usted que los “city managers” la gestionan a esa velocidad para toma de decisiones?
En línea con la respuesta anterior, si son pocos los destinos que cuentan con mecanismos o estructuras de gestión en clave de gobernanza colaborativa, todavía son menos los que llevan a cabo una gestión en tiempo real de la información que acontece en torno a ellos. Es por ello, por lo primero, por lo que estamos haciendo tanto hincapié en que los destinos cambien la mentalidad sobre su gestión, porque sin ello es muy difícil optimizar la inversión en compra de datos, integración de herramientas tecnológicas, etc.
Y en el caso de los que gestionan con datos en tiempo real, suele coincidir con que se trata de destinos que tienen cierto recorrido en materia de planificación y gestión inteligente, esto es órganos, comités, oficinas, en definitiva, estructuras de gestión del destino de carácter interdepartamental y público-privadas a través de las cuales se optimiza la inversión en fuentes y herramientas que permiten una gestión basada en datos.
Otra cuestión diferente es que la gestión que se hace de esa información se traduzca en la toma de decisiones en tiempo real, algo prácticamente imposible en términos generales porque la mayoría de destinos adolece de perfiles técnicos especializados (analistas de datos), mecanismos ágiles para reorientar decisiones operativas y, en general, una estrategia y estructura en su conjunto flexible pensada para amoldarse a cada situación.