El verdadero pilar de una ciudad inteligente.
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El hombre es un ser sociable que le gusta vivir con otra gente alrededor, son pocos los seres humanos anacoretas, ermitaños, que disfrutan de estar solos, que en realidad les molesta que la gente los venga a visitar, o los rodee.
Y quiero hacer una reflexión de un artículo de Pérez-Reverte, dónde él contaba la experiencia de una visita suya a la sucursal del banco que le tocaba en su barrio, dónde habían sido 12 empleados y sólo quedaban 3, a quienes conocía por su nombre, Paco, José, Juan, que estaban ahí atendiendo, uno a una viejita, otro a una pareja de veteranos, haciendo las tareas del empleado de banco, pero de forma personalizada, conociendo a su contraparte, como también lo conocían a él.
Entonces se puso a reflexionar cómo esas sucursales de banco están desapareciendo efectivamente, primero bajan enormemente la cantidad de personal y después directamente desaparecen, obviamente generando más utilidades, un banco se compra a otro, se arma un consorcio de bancos y entonces se eliminan sucursales, porque justo de casualidad cada banco tenía una sucursal en el barrio, no precisan más que una, entonces se van liquidando y después multiplican los cajeros y después hay que trabajar con los cajeros y dan los servicios por internet, hay que operar las cuentas desde los celulares o desde las computadoras y ya no hay cómo ir a hablar con nadie.
Por lo que reflexionaba Pérez-Reverte y me dejo pensando, así empobrecemos la vida en comunidad, porque seguramente eso genera utilidades para los bancos, no hay duda de eso y por eso se hace, pero ¿es lo mismo para el vecino ir y que lo atienda alguien que uno conoce y con el que ha tratado años y al que le tiene confianza, que sabe que lo va a tratar de ayudar?, a tratar de entrar por internet en una cuenta a ver si consigue hacer una transferencia, o averiguar lo que necesita con las complicaciones que eso tiene para generaciones que no están acostumbradas, que no nacieron con un internet en la mano, que no son digitales, que no están prontas para manejarse con comodidad en ese mundo, algunos sí otros no, incluso los que lo pueden hacer por internet, conversar con alguien tiene valor, y ahí encastro las reflexiones de Pérez-Reverte con mi propio sentimiento.
Cuando yo me mudé a Punta Carretas hace 25 años, yo iba a comprar un pan en una panadería, iba a comprar la carne a una carnicería y conversaba con el panadero y conversaba con el carnicero, conversaba del tiempo, de los deportes, de la situación mundial, conversaba. Conversaba con una persona unos minutos y esa conversación me enriquecía, me gustaba hacerlo, yo prefería ir a comprar el pan a un lado y la carne en otro a ir a comprar todo al supermercado y que una cajera sin mirarme me cobrara y nada más.
¿Pero saben lo que pasó? Se instaló el shopping de Punta Carretas, llegó un gran supermercado, y cerró la carnicería y la panadería, y para mí se empobreció el barrio, porque esos comercios venderían quizá un poquito más caro, no digo que no, pero brindaban un servicio de comunidad, brindaban un servicio de convivialidad, enriquecían el barrio con su presencia, y estamos llegando a darnos cuenta que no todo es un tema de dinero, que no todo se puede medir con la línea de la rentabilidad, del ingreso neto, hay otras cosas también que tienen valor para la sociedad y no se miden en plata, pero hay que saberlas defender como sociedad.
Entonces ya en muchas ciudades europeas están comenzando a decir, los grandes shoppings de las ciudades están interesantísimos pero me los instalan afuera, no adentro de un barrio, una vez por mes o una vez por semana, el que quiere ir a hacer un gran surtido, comprar una cosa especial, va hasta allá en auto o en autobús a hacer su compra y vuelve a su casa, pero no devastamos los barrios, liquidando todos los comercios menores, no arruinamos la vida en sociedad que ya se transforma en un páramo, no hay más tienditas, no hay más comercios, no hay más boliches, no hay panaderías, no hay carnicerías, no hay nada, quedan barrios pobres, quedan barrios tristes, aburridos, sin vida social, y eso no está bueno, eso tiene un valor que no se mide en plata pero vale mucho más que la plata.
Entonces pensando en estos temas, en la reflexión de Pérez-Reverte sobre su experiencia con su sucursal del banco, asociando esto con mi propia experiencia, en mi propio barrio, dónde yo sentía que perdía al cerrarse esos comercios, que no podía ir a comprar las cosas que precisaba en el día a día y recibir como gratificación extra ese rato de conversación con el dueño, con el panadero, con el carnicero, pero también con el cliente, con el vecino que también iba allí, que uno se lo encontraba y que iba con su perro, y entonces conversaba también con el vecino, eso enriquece, eso tiene valor, no hay que descartarlo, no hay que cambiar eso porque alguien gane un peso más en un comercio más grande, las sociedades no se deben manejar así, hay otros planos más importantes que la rentabilidad pura y dura, y tenemos que saber entenderlos y cuidarlos.
Luis Romero Alvarez.
Director en Farm & Forestry Management Services y Profesionales, Ingeniero Agrónomo y Master en Economía de la Universidad de Chicago, con especialización en finanzas y proyectos de inversión. Tiene una experiencia de más de 30 años en Uruguay y el Mercosur en elaboración y evaluación de proyectos, realización de consultorías en varios sectores de actividad para organismos internacionales, en el armado de ingenierías financieras y en fusiones y adquisiciones de empresas, incluyendo el cálculo del valor de activos intangibles. En la actualidad dirige una organización orientada a administrar inversiones en el sector rural del cono sur de América Latina.