Cada vez más lejos de la Smart City, cada vez más cerca de la ciudad.
Por Federico de Arteaga. Experto en Ciudades, Destinos Inteligentes, en Responsabilidad Social y Sostenibilidad.
¿Que no ha cambiado en las ciudades?
La esencia de la ciudad que es donde vive gente, donde se organiza la convivencia, donde se asientan tradiciones, donde se comercia, donde se educa, convive y muere la gente. También una arquitectura, una geografía habitada, un sistema de valores con el que interacciona el que la visita y espacios domésticos y públicos. Espacios de acceso, tolerancia, movilidad y seguridad.
Es decir, lo más cercano a la ciudad del mundo clásico, la “civitas” romana y el ser histórica. Ciudades con lenguaje y vocación.
Tampoco han cambiado los “drivers” por los cuales la gente va a las ciudades, ni la la migración campo – ciudad, sólo es más rápida.
Qué cosas han cambiado
De lo industrial – digital – biológico
Del ensamblaje – crecimiento orgánico
De la secuencialidad – simultaneidad
De la adaptación – prevención
Del tiempo diferido – tiempo real
De la simplicidad – complejidad
De lo puro – híbrido
De la frontera – límite
De las redes pasivas – redes activas
Del trabajo centralizado – trabajo distribuido
Del cambio climático como tema – gestión climática de la cadena de valor.
¿Hablamos de ciudades inteligentes o de tecnología inteligente?
Ortega y Gasset definía inteligencia como “gente que busca soluciones originales a problemas complejos”.
Pero más que de ciudades de lo que se habla en realidad es de tecnologías inteligentes. En su libro – El hombre auto-operable-, Sloterdijk. P, expresa “ tecnología inteligentes que cooperen con las estructuras inteligentes de la naturaleza”. Y distingue entre homeotécnica y alotécnica. Alotécnica es contranatural, en el sentido que ha aplicado principios que no se encuentran en la naturaleza, constructos mecánicos y la homeotécnica, que no juega con ninguna separación dualista artificial-natural”.
Lo que Neri Oxman llamaría el pasaje de la revolución industrial del ensamblaje a lo orgánico de crecimiento. Donde las sociedades del futuro pasarán de lo analógico (ABC), a lo binario digital (0 y 1) a Código de Vida (ATCG).
Las ciudades son reales no abstracciones, para hacerlas “inteligentes” se deben gestionar, hacer proyectos sobre proyectos, pensarlas y solucionar los temas en forma sistémica, hacer que la gente tenga sentido de pertenencia. Que existan gobiernos que tengan la voluntad política y el coraje cívico para pensar más allá de la coyuntura.
Hay otra percepción que la ciudad “inteligente” debe ser perfecta. Otro error. Por suerte nunca pasará.
Como decía Davis. M, en su libro The urbanization of the Empire. Megacities and the Laws of Caos: “Si el imperio puede desplegar las tecnologías represivas de las que hablaba Orwell, sus oponentes tienen a los dioses del caos de su parte”.