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El fuego o la fogata.

Por Federico de Arteaga.

Mi casa se estaba quemando y sólo podía salvar una cosa.

Decidí salvar el fuego.

Jean Cocteau

Hay fuego y hay fogatas.

El fuego es abstracto.  Las fogatas personales: son desde donde uno puede verse, cocinar, calentarse, compartir, y ser visto.

El código de vida es el fuego; la fogata, leerlo y editarlo.

El fuego es la comunicación y las fogatas cada Whatssap.

La gobernanza es el fuego; las fogatas las acciones de gobierno.

El fuego es la simultaneidad, y la fogata avanzar de acuerdo a la maduración.

La secuencialidad es el fuego, y la fogata caminar según la burocracia lo permita.

La biología es el fuego y las fogatas son los sistemas de bioenergía.

Cada vez más las decisiones en las ciudades pasan por si cuidar el fuego en la cueva o la fogata en el campo. Seguir teorizando sobre los temas 5G, Sociedad 5.0, IOT … cuando en realidad se precisan acciones.

La India, por ejemplo, pasó de no tener teléfonos fijos a tener directamente smart phones, y no se cuestionó la evolución secuencial del uso de la tecnología de comunicaciones: vio la posibilidad de la fogata, la usó, y dejó el fuego para otros.

Es sobre todo tener sentido de la proporción y la perspectiva, y desde dónde se comunican las cosas.

Como decía el titular del Seminario del Loro cuando se hundió el Titanic.

 Titanic hundido, ningún loro herido [1].

 La comunicación de las ciudades “inteligentes” debe contemplar, pues, también al loro –aunque parezca insignificante, representa seguramente a los “quick wins” que dan credibilidad.

Las ciudades han podido esperar a través de los siglos, pero los ciudadanos ya no pueden. Se les debe dar respuestas desde lo privado, lo público, lo comunal y lo académico en forma concertada.  No pueden esperar por las abstracciones, sino que deben recibir acciones que actúan desde la realidad y las oportunidades.

Tal vez lo que hay que hacer es correr con la antorcha prendida de una vez por todas, mantener el fuego y mostrar las fogatas.

Así las ciudades serán verdaderamente más inteligentes, y los ciudadanos se sumarán.


[1] Katherine Whitehorn.

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