Tequila, espíritu inteligente
Por Carlos Herrero. Presidente fundador de Extrategia.
Ser pueblo mágico fue un reconocimiento especial de una determinada época. Después la abundancia de otorgamientos de esta calificación demeritó, sin quererlo, el concepto originalmente disruptivo.
Más allá de ser un pueblo mágico, Tequila, que busca y está logrando ser una ciudad inteligente reconocida entre las 100 primeras del mundo y la primera de América Latina está dando pasos hacia adelante para constituirse en un modelo de ciudad. Pero esta característica no se logra nada más por voluntad, sino mediante un plan concreto a 30 años, que va hasta el 2050. Tequila, cuenta con un equipo de profesionales conformado por autoridades civiles y por profesionales, particularmente aportados por la empresa Grupo JB – José Cuervo para llevarlo a cabo.
Se da un nivel que los ciudadanos comunes entendemos por ciudad inteligente. Un nivel considerado organizativo: infraestructura, movilidad, luz, alcantarillado, accesibilidad, estacionamiento, comunicación. Se trata de un nivel nada despreciable pero sólo significa la primera parte de la inteligencia de una ciudad. Representa un nivel importante pero básico.
Un segundo nivel de ciudad inteligente se centra en lo tecnológico e indica un avance importante que distingue claramente unas ciudades de otras: internet, cámaras de seguridad, señalética, coordinación de tráfico y estacionamiento, distribución de personas por lugares, telecomunicación, distribución racional de los espacios, internet de las cosas para basura, limpieza, electricidad y un sinfín de situaciones que tecnológicamente nos sorprenderían. La tecnología no es el único elemento de innovación e inteligencia, pero definitivamente permite llevar los proyectos a otro nivel de desarrollo y continuidad.
Podríamos considerar también un tercer nivel en el que la sustentabilidad y la sostenibilidad forman parte de toda la estructura de la ciudad: el cuidado del ambiente, el reciclaje de la basura, los sistemas de ahorro y protección de la energía, que conforman una estructura que permite que la ciudad sobreviva a sí misma continuamente en el tiempo. Atención de necesidades básicas de sostenibilidad y tecnología se entrecruzan eficientemente en este nivel.
Y se da un cuarto nivel en el que se piensa en el presente inmediato y en el futuro. Es el nivel de ciudad inteligente de visión, que cuida las emisiones y la huella de carbono, las emisiones de gases contaminantes, el equilibrio entre infraestructura y zonas verdes para la producción de oxígeno, en el cuidado de los recursos naturales y en el desarrollo de la naturaleza. En este nivel, las ciudades requieren de la colaboración responsable de las empresas. La iniciativa pública y privada deben estar perfectamente coordinadas para la realización de este nivel que aporta la sostenibilidad en el tiempo.
Los países llegan a premiar con aportaciones económicas a las empresas y ciudades que ahorran en elementos de descontaminación y sustentabilidad gracias a programas perfectamente establecidos para el cuidado de la emisión de gases, evitar el daño a la capa de ozono y el cuidado de la atmósfera en general. El principio se reduce a algo muy simple: si inviertes y ahorras en desarrollo del planeta, nosotros, gobierno, te apoyamos en el desarrollo de tu crecimiento empresarial.
Requerimos de un pensamiento distinto y disruptivo sobre el mundo en el que vivimos y particularmente de las ciudades que habitamos para reconvertirlas a algo plenamente inteligente. Las cámaras, los semáforos, los anuncios, una buena vialidad y el cuidado de los monumentos históricos no son suficiente para manifestar la inteligencia propia de las urbes.
La inteligencia pasa del análisis de los datos relevantes, a la conformación de las ideas y propone conceptos universales importantes para tomar juicios cognitivos y éticos que transforman. Las ciudades inteligentes tienen que pasar por este mismo proceso del acto intelectivo. No pueden quedarse en ideas buenas o en pensamientos conceptuales interesantes, sino que deben asumir decisiones objetivas y universales que aporten beneficios concretos en el presente y el futuro, bajo un análisis científico.
Por eso, Tequila goza de un espíritu inteligente y de todas las características que la ubican en el liderazgo mundial en temas tan importantes como el cuidado de la emisión de carbono. Esta ciudad dialoga con las grandes ciudades inteligentes de Europa como Bilbao y Santander y propone continuamente opciones de valor.
Carlos Herrero – Presidente fundador de Extrategia.
Licenciado en filosofía. Presidente y Socio Fundador de Extrategia, Comunicación y Medios. Miembro del consejo de la revistas Merca 2.0 y Factor RH. Consultor de comunicación y relaciones públicas en empresas como Jose Cuervo, Deloitte, Canon, Herdez, Universidad Anáhuac, Goldcorp y Royal Caribbean. Ha sido director general de la empresa IDI de asesoría a medios de comunicación y director editorial de la Fundación México Unido.