Práctica deportiva y su vínculo con el desarrollo sostenible
Por Dr. Juan Alberto González Piñón. Director del Centro de Emprendimiento e Innovación Universidad Panamericana.
Toda persona necesita de la vida social, esta no constituye para ella algo sobreañadido sino una exigencia de su naturaleza, en ese sentido su relación con los recursos naturales, son un elemento indispensable para su desarrollo, las personas deben actuar con reciprocidad, esta responsabilidad debe orientarse y dirigirse a todos los seres humanos, sin distinción de nacionalidad, raza, género, educación, condición económica o social. En donde el fin último del hombre sea la búsqueda de la felicidad, a través del uso de la voluntad y el autocontrol para actuar de forma sensata en el consumo de los bienes naturales que el planeta nos provee es decir se requiere ser un hombre virtuoso.
Los valores y la formación en virtudes que se le conferían a la práctica deportiva, se han visto corrompidos por la excesiva mercantilización de la cultura deportiva, sobre todo al priorizar el interés masivo (consumismo) de amplios sectores de la población en las grandes hazañas y el rompimiento de límites de lo estético; como ejemplo se encuentra el caso del crecimiento desmedido de los gimnasios, los cuales se han transformado en espacios que hacen ver a la práctica cotidiana de actividad física como un deber fastidioso, lo que se contrapone, con la visión de la práctica deportiva como un elemento promotor de aprendizaje de valores y superación personal.
Si los seres humanos no se auto-conocen, por tanto, no conocen sus capacidades de impactar positiva o negativamente el ambiente, por lo tanto, viven condenados a guiarse por la opinión o tutela de los demás, a esta realidad Kant lo llama un estado de inmadurez. Justamente este estado de inmadurez es el que nos hace un blanco ideal para las diversas campañas publicitarias que fomenta el consumo desmedido de artículos que impactan negativamente el mantenimiento de los recursos naturales.
En gran medida todos somos responsables del deterioro insostenible que se ejerce sobre los seres vivos, ecosistemas y elementos naturales renovables o no renovables.
Como ejemplo tenemos el caso de las instalaciones deportivas. Esto hace referencia a los lugares físicos donde se practican distintas disciplinas deportivas. Desde gimnasios hasta centros deportivos completos, estadios y otros edificios que en muchos casos centran su creación únicamente considerando a la infraestructura física como el elemento detonador para que las personas pasen de un estado sedentarismo a un estado de activación física, sin embargo en la realidad esto no se cumple, pues la vinculación de la actividad física como habito, requiere de conocer las necesidades específicas de los grupos poblacionales, por ello en el mundo y en México vemos áreas deportivas vacías y deterioradas que tras la falta de uso se convierten en focos de actividades de riesgo por decir lo menos.
En consecuencia, las llamadas “Smart Cities” están obligadas a promover el ocio en cuanto fenómeno social/educativo, entendiendo el sentido positivo y constructivo del uso tiempo libre a través de la práctica de actividades recreativas consideradas saludables, higiénicas, moralmente válidas, productivas y vinculadas a la ideología del “progreso”.
No solo las grandes empresas o las grandes obras de infraestructura urbana requieren de la visión de sustentabilidad, también las instalaciones deportivas deben responder a una estrategia de planificación y a un programa que permita controlar las metas que se proponen, planificar de forma estratégica y contar un diseño de arquitectura e ingeniería que responda a los lineamientos y requisitos de un cuidado del medio ambiente y del entorno ecológico a lo largo de su desarrollo.
La importancia de identificar un impacto ambiental radica en la necesidad de minimizar los perjuicios y maximizar los beneficios que conlleva una acción o actividad, desde el ámbito de la actividad físico-deportiva, debemos de buscar garantizar el uso sustentable de los recursos involucrados y la protección del ambiente, incluyendo tanto los aspectos que hacen a la integridad del medio natural como socio-económico. Por ello el auto conocimiento nos llevará a transitar desde un estado de ignorancia y pasividad, hasta un estado de acción fundamentado en la razón y en el alcance de nuestras acciones hacia el planeta.
Dr. Juan Alberto González Piñón.
Director del Centro de Emprendimiento e Innovación Universidad Panamericana.
Director Ejecutivo de MetaRed X, México.
Columnista de la revista Expansión https://expansion.mx/autor/juan-alberto-gonzalez