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Publicado por Mexico Business News. Ver publicación original aquí. Por Dr. Federico de Arteaga. Líder del Proyecto Destino Turístico Inteligente Tequila y Vicepresidente de la Red de Destinos Turísticos Inteligentes de Iberoamérica.
Académica y tecnológicamente, el tema de las ciudades inteligentes tiene muchos años de antigüedad. Sin embargo, su implementación es bastante nueva y la inteligencia prometida aún no se ha visto de manera holística. Aunque se ha avanzado mucho, la inteligencia urbana sigue siendo una implementación de nicho.
Desde grandes despliegues tecnológicos hasta la apuesta por la inteligencia no tecnológica, la realidad de la implementación ha sido más compleja de lo esperado, obligando a revisar muchos postulados iniciales. Sobre todo, las expectativas y percepciones han cambiado para cada uno de los interesados. El sentimiento es que todos han revaluado las ciudades inteligentes y todos están echando de menos algo.
Desde el punto de vista académico: Existe una brecha entre la definición y la implementación. ¿De qué ciudad estamos hablando? ¿La “Ciudad Feliz”, la “Inteligente”, la “Suficientemente Inteligente”, la “Rebelde”, la “Rápida”, la “Compacta”, el “Barrio Pobre”? Cada marco conceptual busca una ciudad diferente y proporciona un mayor institucionalismo y una relación entre la academia y los proyectos. Hay ciudades que han definido diferentes metodologías: Ámsterdam utiliza el modelo de Economía del Donut, Viena el Menú Urbano, Bogotá y Medellín han adoptado Destinos Turísticos Inteligentes.
Desde el punto de vista del sector público: ¿Es la ciudad para la cual se otorgan los fondos, es la próxima “neutral en carbono”, genera el sector público modelos de prevención, mejora la gobernanza, tiene una estrategia de enfoques a nivel de toda la ciudad? Por ejemplo, en Europa, las ciudades han recibido apoyo de la Unión Europea para la implementación de “Ciudades Inteligentes”, lo que condiciona los modelos a aplicar. Además, el hecho de que la iniciativa sea prácticamente 100 por ciento pública no ha permitido la participación necesaria del sector privado.
Desde el punto de vista del tercer sector y los líderes locales: ¿Realmente la inteligencia prometida mejora sus causas, genera los beneficios esperados, genera un sentido de pertenencia, mejora la sostenibilidad social? En este sentido, Tequila, en México, se ha otorgado un instrumento de gobernanza muy efectivo: el Consejo para el Desarrollo Integral de Tequila (CODIT), que es un espacio para la participación efectiva de todos los interesados.
Desde el punto de vista del sector privado: ¿Facilita modelos de negocio para la sostenibilidad económica, está suficientemente involucrado el sector privado para invertir a largo plazo? Sin modelos de negocio, no hay sostenibilidad económica: el sector privado puede brindar apoyo a través de acciones de responsabilidad social corporativa, pero estas deben ser compensadas con rentabilidad. La incursión del sector privado ha sido principalmente en la provisión de soluciones tecnológicas, pero no han visto suficientes oportunidades.
Desde el punto de vista de las personas: Las personas no se mueven por abstracciones, sino por realidades. El hecho de tener conectividad, servicios más eficientes y económicos, seguridad real y percibida, iluminación, accesibilidad y una economía circular les hace creer o no.
¿Qué ha funcionado hasta ahora?
Lo que realmente ha funcionado desde el punto de vista tecnológico son la conectividad, el big data, los centros de control, la videovigilancia, la reducción de la brecha tecnológica, la analítica y soluciones para la movilidad, la recolección de residuos, el pago digital de servicios, la banca, plataformas integradas, geolocalización y elementos de eficiencia en algunos sistemas. También ha habido una mejora en la relación virtual con los ciudadanos y la sistematización de las redes sociales para un mejor análisis, lo que algunos destinos han llamado “el pulso de la ciudad”.
Otra área en la que ha funcionado es la consideración de las cosas en tiempo real, haciendo “tangible” el tiempo real, o la posibilidad de gestionar permanentemente mientras las cosas están sucediendo sin necesidad de ser reactivos. Es una mezcla de prevención, estimación, proyección y reacción.
El desafío es integrar estas soluciones en un sistema y en todo el espacio de la ciudad. Sin impactos y sin resultados reales que sean sistémicos, bien comunicados, validados académicamente y destacados por la población, demostrando eficiencia en la gestión pública y generando negocios y logrando sostenibilidad, no de declaración, sino de realización, será imposible avanzar en este camino.
El éxito de una ciudad significa que necesitará hacer la transición para lograr una ciudad habitable y visitable, con personas orgullosas de su lugar y con una lectura diferencial atractiva para cada persona y cada interesado.