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Entrevista a Karla Paniagua, especialista en visiones del futuro

Entrevista a Karla Paniagua, especialista en visiones del futuro

Karla Paniagua, Investigador, conferencista, orador, autor, editor científico, gerente de visiones futuras.

 

Usted como especialista en visiones del futuro, ¿qué oportunidad ve en las ciudades y en las empresas utilizar esta perspectiva y metodología?

Los estudios de futuros son un conjunto de métodos, herramientas e instrumentos que sirven para que las personas, las organizaciones, las comunidades, los países y las regiones puedan idear, analizar e implementar futuros posibles, probables o preferibles. Vivimos en tiempos turbulentos, aunque esta sensación no es reciente, ya desde los setenta, el padre de la gestión estratégica Igor Ansoff hizo referencia a este concepto y sus niveles. Esta turbulencia produce mucha incertidumbre y, ante la incertidumbre, queremos saber qué pasará: no es posible saber qué pasará, pero sí es posible saber qué pasó y qué pasa.

Dicha comprensión de lo que ocurre en los sistemas (cadenas de suministro, organizaciones, vecindarios, grupos de interés) nos permite avizorar las posibles fuentes de disrupción y, en la medida lo posible, tomar decisiones más informadas.

Los estudios de futuros no nos permiten saber qué pasará, pero sí nos permiten imaginar posibilidades para prepararnos frente a lo posible: igual que una persona que saldrá a la calle sin saber si lloverá o no retoma su experiencia y consulta el informe del clima para después tomar el impermeable y el paragüas por si acaso.

¿Podría compartirnos en qué consiste la metodología que ustedes utilizan?

Utilizamos una gran diversidad de herramientas, técnicas e instrumentos que las personas interesadas pueden consultar el libro Futures Research Methodology (2009) de The Millennium Project y en la Base de conocimiento de los Estudios de futuros (2020) de la Asociación de Profesionales de los Futuros, de más reciente aparición. También les recomiendo mucho la Caja de herramientas de la prospectiva de Michel Godet.

Las tendencias se confunden con futuro, pero las tendencias muchas veces ya están consolidadas, ¿por qué cree que no se están valorando como materia de análisis en las empresas?

Yo creo que las empresas sí valoran mucho los reportes de tendencias, prueba de ello es la gran cantidad de ellos que se publican año con año. Lo que sucede es que no todas las organizaciones saben cómo usar esta información, cómo convertirla en inteligencia de datos. Efectivamente, una tendencia no es un pronóstico, sino la descripción de un comportamiento dominante hecho por alguien con una agenda en mente: esto es, las tendencias no son ideológicamente neutras (ni tendrían por qué serlo), responden a una visión, a una serie de sesgos que debemos tomar en cuenta para utilizarlas de forma adecuada.

Las tendencias en sí no se traducen en directrices. Enuncian posibles oportunidades o amenazas y es necesario que haya una conversión de estos datos en inteligencia de negocios para que se vuelvan útiles y guíen la toma de decisiones en las organizaciones.

Con frecuencia me preguntan a qué servicio de tendencias estoy suscrita y al respecto debo decir que conozco muchos reportes diferentes y de hecho, nuestros propios estudiantes publicaron recientemente su propio Diccionario de señales y tendencias, pero esta información es apenas el insumo de un proceso prospectivo más amplio.

¿Cómo visualiza el futuro en las ciudades?

Depende de qué ciudad y, dentro de esa ciudad, depende de qué polígono. Dentro de una misma ciudad se viven muchas temporalidades diferentes, de una calle para otra las condiciones del sistema cambian y, por consiguiente, lo que podría pasar es variable también. Yo replantearía la pregunta: ¿qué queremos que suceda en las ciudades?, ¿qué queremos que suceda en el campo, ya que el futuro de las ciudades no podrá ir a ningún lado sin el campo?

El futuro está, pero mal diseminado, ¿es así? ¿O existen distintos futuros?

Mucho se cita a William Gibson y su afirmación de que el futuro ya está aquí, pero no está distribuido de igual forma y creo que tiene razón. Para las personas que viven en pobreza alimentaria, que no tienen la certeza de si comerán hoy o no, la visión del futuro a largo plazo es un lujo.

Como afirma Arjun Appadurai, el futuro es un hecho cultural, no puede entenderse sin el contexto de la cultura. Son los humanos los que piensan en el futuro y son los humanos los que pueden producir cambios. Un humano que vive en alta vulnerabilidad verá comprometida su visión del futuro.

Claro, existen distintas visiones del futuro, por eso lo correcto es hablar de futuros, en plural. Esas distintas visiones no pre-existen, son producidas por los humanos, son un producto de la cultura y nos hablan de lo que en cierto contexto anhelamos o tememos. Estas visiones nos permiten, como en una caja de arena, practicar el cómo sería determinada cosa, determinada acción, para después implementar lo que consideramos mejor: la idea de pensar en los futuros es iluminar el presente para decidir de manera más informada y comprometida no solo conmigo, sino con los que vienen detrás de mí, aunque no sean mis descendientes.

 

 


Karla Paniagua, Ph.D. en estudios transdisciplinarios de la cultura y la comunicación. 22 años de experiencia en diseño y ejecución de experiencias de aprendizaje; 21 años en la publicación científica; 20 años en diseño, gestión y evaluación de proyectos; 23 años en multimedia y análisis del discurso; 21 años en antropología aplicada; 8 años en estudios de futuros. 19 años como profesor de grado y posgrado. 28 años como facilitador de grupos. 35 años como narradora.

 

 

 

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