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Smart Cities: Inteligencia, comunicación y ciudad caminan de la mano

Smart Cities: Inteligencia, comunicación y ciudad caminan de la mano

Por Carlos Herrero. Presidente fundador de Extrategia.

«Fragmentos del Libro Tequila Inteligente, relato de su experiencia como Ciudad y Destino Inteligente.»

Las ciudades conforman el centro principal en el que se mueven los seres humanos: los ciudadanos. Realmente es en ellas donde la persona se transforma en ciudadano, con todo lo que significa. Las ciudades constituyen, en este sentido, un ámbito fundamental para la calidad de vida en el presente y en el futuro. Si la democracia no se convierte en calidad de vida para los ciudadanos, esta pierde sentido.

Desde la Edad Media hasta el final del siglo XX hemos conceptualizado los centros urbanos como nuestra casa, nuestro lugar en el mundo, el lugar donde habita el ser y los seres.

De las ciudades habitables a las Ciudades Inteligentes. De los alcaldes responsables a los alcaldes gestores de inteligencia. Estas ciudades buscaban ser habitables. En ellas, la limpieza, el alcantarillado, el alumbrado, los servicios, la infraestructura general y específica, y la señalética respondían oportunamente a las necesidades de los
ciudadanos.

Una Ciudad Inteligente corresponde de forma más directa a la esencia de los ciudadanos que requieren información, bienestar, salud, seguridad y desarrollo personal y de grupo, y por supuesto se enfoca más a un presente revestido de futuro que a una simple cobertura de necesidades.

Cuando hablamos de inteligencia, nos referimos a tecnología, a intercomunicación, al Internet de las cosas y de las ciudades, a espacios dotados de información y comunicación, a eficiencia en la resolución de necesidades y conflictos y a un sinnúmero de situaciones que presenta la complejidad de la vida ciudadana. El límite de una Ciudad Inteligente es la inteligencia humana, es decir, el infinito.

Las ciudades se caracterizan por tener el gobierno institucionalmente más cercano a la población. Los alcaldes son los administradores de la calidad de vida de las ciudades. La elección democrática de alcaldes busca sobre todo personas capaces de generar nuevos espacios donde desarrollar y mejorar significativamente las actividades humanas personales, sociales y profesionales. El alcalde es hoy un administrador de la calidad de vida, más
que un político que sigue y transmite una ideología. Es, realmente, un gestor de información y de inteligencia. Por otra parte, funge como ancla central y clave para la información y comunicación de la ciudad que dirige.

Desde la Edad Media hasta el final del siglo XX hemos conceptualizado los centros urbanos como nuestra casa, nuestro lugar en el mundo, el lugar donde habita el ser y los seres, como sugeriría Heidegger. Y nos preocupábamos
de que fueran limpias, seguras y contaran con los servicios necesarios para desarrollar la vida. La visión y la expectativa eran de sobrevivencia. Los alcaldes luchaban por lograr los servicios más fundamentales y cumplir
responsablemente con la encomienda de atender a los ciudadanos.

Muchas ciudades se encuentran todavía en esa encrucijada de calidad de servicios y las más avanzadas se identifican con la perspectiva de convertirse en Ciudades Inteligentes que respondan a los intereses de una humanidad que se conoce mejor a sí misma y se puede enfocar en ser mejor, más productiva, más eficiente y por lo mismo más humana.

¿Hay campos específicos en los que es necesario dar un cambio cualitativo importante para que todo esto se realice? Los servicios judiciales, la atención de la salud, la gobernanza de la ciudad, la inteligencia de los espacios, la facilidad para la adquisición de bienes y servicios, la facilitación de la convivencia, la información eficiente para la toma de decisiones, la racionalización de tiempos y espacios, la cobertura de Internet y sistemas de inteligencia tienen que estar hoy al alcance de toda la población. El reto es enorme desde el punto de vista intelectual y económico, pero estos son, sin lugar a duda, los temas esenciales de inteligencia que hay que resolver y proyectar.

En este contexto, podemos ver que hay ciudades pequeñas y, por lo tanto, con presupuestos moderados, como Santander, Budapest o Bogotá, que lo han logrado de forma exitosa y consistente. Las Ciudades Inteligentes
requieren de inteligencia más allá del presupuesto.

¿Qué hemos encontrado como fundamental durante las últimas décadas? ¿Por qué en este momento es tan relevante el apellido «inteligente» para una ciudad? Las ciudades, que eran un gran espacio para sobrevivir, se están
transformando gracias a la innovación y la tecnología en ciudades inteligentes. Ciudades que conectan pensamiento y visión de futuro con un presente que refleja la verdadera esencia del ciudadano y su desarrollo.

Estas ciudades inteligentes, sustentables, sostenibles, tecnologizadas, internetizadas y telecomunicadas, son el gran reto de las administraciones públicas y de los alcaldes que quieren dejar huella y desarrollar su carrera político-administrativa basados en realidades a mediano y largo plazo y no en promesas inmediatistas. Las Ciudades Inteligentes son, por lo tanto, un tema central en la comunicación política y social, y también en la presentación internacional del significado y la trascendencia de dichas ciudades. Constituirse como una Ciudad Inteligente modelo es el mejor plan de comunicación de una determinada administración pública.

Quizá el gran objetivo de toda la comunicación sobre una Ciudad Inteligente radica en mostrar la diferencia entre pasado y futuro, entre espacio e inteligencia, entre sobrevivencia y sostenibilidad, entre atención e información. Entre ciudades en desarrollo y Ciudades Inteligentes, el camino a recorrer es claro. Los retos y los cambios provocados por los mismos individuos y por la tecnología que se puedan adoptar deberán lograr aspectos significativos para poder mostrar una cara nueva de servicio al ciudadano.

 


El libro Tequila Inteligente es el storytelling de un proyecto y de una realidad. Una experiencia concreta: la de Tequila, en su camino a convertirse en un Pueblo Mágico Inteligente en 2020 y en una Ciudad Inteligente en 2040. La lógica inicial, las decisiones tomadas y sus aprendizajes, asimismo, la visión de expertos internacionales, a veces crítica, a veces futurista, a veces entusiasta, se han dado encuentro en este libro. Expertos que han participado de una forma u otra en el proceso, se enmarcan en la experiencia internacional e interpretan el fenómeno de las Ciudades Inteligentes, validando acciones y decisiones y brindando señales, señalando riesgos y brindando opciones. De igual forma, se ha entrevistado a un variado número de tomadores de decisiones en relación con Tequila, para dar su visión de un tema que ha venido para quedarse de una manera u otra en nuestro Pueblo Mágico.

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