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Economía circular inteligente.

Economía circular inteligente.

Photo by Matheus Bertelli from Pexels

Por Santiago Malvicino.

El concepto de “ciudad inteligente” solo se consolidará como un cambio de paradigma si logra aprovechar todo su potencial para transformar la calidad de vida de los Smart Stakeholders desde una ciudad con una mirada holística, sistémica e inclusiva; Haciendo uso de las transdisciplinas en temas clave, que muevan la aguja, como: gobernanza, conocimiento, dialogo y participación, innovación, educación, turismo, cultura, servicios, creación de bienes públicos etc.

Con todo, las Smart cities se posicionan como una potente plataforma transversal, con fenomenal poder integrador y de cohesión económica, social y territorial complementándose naturalmente con modelos de sustentabilidad, conocimiento e innovación como son la economía circular, el ecoemprendedurismo y la bioeconomía, transformando fenomenalmente un modelo productivo más sustentable desde una perspectiva más integral e integradora del funcionamiento urbano y su relación con su sistema de producción.

El modelo de Smart cities es una plataforma ideal para promover soluciones a la nueva agenda urbana del siglo XXI en materia de gestión de residuos, cambio climático, energías limpias e impactos ambientales en temas de salud entre otras cuestiones,  pero además si incluimos la sinergia con la filosofía de economía  circular que propone una estrategia de producción para reducir significativamente el impacto negativo sobre el ambiente y la sociedad con enfoque en la calidad de vida de la biósfera, ofreciendo así una alternativa al modelo lineal, lograremos abrir opciones para la apropiación social construyendo comunidades más inclusivas desde la reducción de la brecha digital para avanzar en igualdad de oportunidades, la integración de sectores como la tercera edad, igualdad de género y políticas de diversidad desde la participación de los Smart citizens, además de ser un paso adelante para atacar vulnerabilidades, crear políticas públicas que abarquen en decisiones importantes a todos desde tribunas colaborativas de gobierno abierto y transparente, ciudades resilientes, recuperación de barrios vulnerables , creación de distritos tecnológicos, sin olvidar espacios públicos de esparcimiento, deporte, artes y emprendimientos socialmente  sostenibles.

La aplicación de la inteligencia tecnológica focalizada a ciudades inteligentes como el blockchain o big data aportan al e-government, a la geoinformación, a la transparencia en los sistemas de gobernanza, la mejora en la gestión de los servicios públicos, el empleo, el turismo etc, mientras que la inteligencia no tecnológica la completa integrando el input original humano que es el conocimiento, factor transformador tanto individual como social, ya que el conocimiento no es moralmente neutro, produce metanoia como proceso de aprendizaje transformando la mente social e individual de los ciudadanos inteligentes, abriéndoles las puertas del aprendizaje desde el acceso equitativo a las oportunidades académicas y tecnológicas para formar Smart citizens competentes para proyectarse en entornos multiculturales, cambiantes y complejos para el desarrollo personal y colectivo.

Como podemos apreciar tanto en la filosofía “Smart cities” como filosofía de la “Economía Circular” juegan un papel de vital importancia los grupos de interés inteligentes (Smart Stakeholders), actores tales como ciudadanos, empresas, ONG, escuelas, universidades, agencias gubernamentales, etc. Que desempeñan un papel fundamental desde su transformación de actores en autores para el impulso de la agenda Smart, en este artículo queremos además incorporar la noción de los “Smart Entrepreneurs”. El concepto de emprendedor utilizado por el economista Austríaco Joseph Schumpeter (1883-1950) que basa el punto central de su trabajo en que el capitalismo solo puede entenderse como un proceso evolutivo de innovación continua y destrucción creativa llevado a cabo por el empresario innovador con mentalidad emprendedora, así pues, la trilogía Smart Cities-Economía Circular y Emprendedurismo  se transforma en un motor para la construcción de un mundo mejor, no sólo es bueno para la sociedad en la que esta influye, sino también para el ambiente y el territorio en dónde la misma se desarrolla, y además es bueno para los negocios.

Actualmente la sociedad global y por ende sus ciudades se enfrentan a una serie de crisis sin precedentes en la historia moderna: crisis financiera, crisis social, crisis económica, crisis industrial y crisis ambiental. Todas ellas son el resultado de un modelo de desarrollo insostenible que está basado en el mal uso de los recursos sociales y naturales, amenazas como el cambio climático, la temperatura del planeta, el sistema productivo basado en combustibles fósiles, el uso irresponsable del suelo, los gases de efecto invernadero, la deforestación a gran escala, la contaminación de los mares, la escasez de agua y alimento podrían  provocar desastres ecológicos y conflictos sociales con impacto económicos, sociales y ambientales, No obstante, las crisis suelen venir acompañadas por oportunidades, la trilogía que nos ocupa en este artículo nos proyectan hacia  alternativas de trabajo para  un futuro más sustentable convirtiéndose en agentes del cambio social y ambiental con una fuerza resiliente y de metanoia poderosísima y sin precedentes, apalancando  otros de mayor envergadura, incorporando lo mejor de la tecnología y la cultura para que nuestros lugares “civilizados”, las ciudades, sean el reflejo de una nueva perspectiva en la cual las actividades productivas, sociales y ambientales se enriquezcan mutuamente desde la inteligencia tecnológica y no tecnológica.

Sea como sea, complementar a las ciudades inteligentes con la economía circular y la cultura entrepreneur dará como resultado un “Smart Power”, una nueva gestión inteligente con capacidades de resiliencia y apropiación que redundará en la mejora de la calidad de los servicios prestados, la calidad ambiental, la trazabilidad de información y el conocimiento, el ofrecimiento de servicios adicionales, la reducción de la desigualdad, la contracción del gasto público, el fomento de la innovación, el emprendimiento y, por último, la mejora de la toma de decisiones de los gobiernos para la creación de bienes públicos y valor económico social y ambiental para los ciudadanos.


Santiago Malvicino.

Director de MODELO EPISTEME® Red de Especialistas en Gestión del Conocimiento y Sustentabilidad. Consultor especialista en gestión del conocimiento con 20 años de experiencia en proyectos para Latinoamérica. Consultor especialista en Gestión del Conocimiento para el Banco Interamericano de Desarrollo. Miembro de profesional en Directorios de empresas Alimenticias, Energías Renovables y Tecnológicas. Asesor en Gestión del Conocimiento y Sustentabilidad en CASCOS BLANCOS ARGENTINA – CANCILLERÍA ARGENTINA.

Profesor de Gestión del Conocimiento Universidad Tecnológica Nacional (Argentina). Examinador del Premio Nacional a la Calidad en Gestión de Directorios (Fundación Premio Nacional a la Calidad Argentina). Autor del Protocolo de Gestión del Conocimiento MODELO EPISTEME® certificable por SGS (Société Genéralé de Surveillance). Tesis de Postgrado: Capacidades estratégicas de la Pymes del Polo Industrial Campana – Buenos Aires – Argentina. Tesis de Postgrado: Integración Estratégica de las Empresas del Polo Industrial Zárate – Buenos Aires – Argentina.

Maestrando en Desarrollo Sustentable (UNLa – FLACAM – Cátedra UNESCO). Director de Empresas Certificado ( IGEP – UCES). Especialista en Planeamiento Estratégico (UBA). Especialista en Gestión de Pymes (UBA). Contador Público (UBA).

www.modeloepisteme.com

santiago@modeloepisteme.com

 

 

 

1 comentario

  1. Carlos Alberto Comerso

    Excelente artículo, me deja con muchos interrogantes.
    Es importante tomar conciencia, que queda poco tiempo para revetir el impacto negativo relacionado con aspectos ambientales, económicos y sociales de nuestras comunidades.

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