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El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe.

El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe.

La automatización y el uso de la tecnología para reemplazar tareas que previamente realizaban seres humanos, es un fenómeno económico y social que ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia. Desde entonces, el rol de la tecnología ha crecido exponencialmente en todos los sectores de la economía destruyendo algunos oficios, generando nuevas ocupaciones y cambiando las tareas que somos capaces de hacer los seres humanos. No se necesita ir demasiado lejos: la tecnología ha permitido que millones de personas puedan trabajar de manera remota durante la crisis provocada por el COVID-19, evitando que millones de trabajadores quedaran paralizados.
Pero ¿qué impacto tendrá en los trabajadores de América Latina y el Caribe?

En el 2013, cuando nadie tenía en su imaginario una pandemia, se inició una gran discusión a nivel mundial sobre los efectos que podría tener el desarrollo de la inteligencia artificial y la robótica. En ese momento, estas nuevas tecnologías habían comenzado a mostrar cómo se empezaba a ampliar significativamente la capacidad de las máquinas de realizar tareas antes impensadas como cocinar hamburguesas, redactar documentos legales, realizar
diagnósticos médicos y manejar portafolios de inversiones, lo que revivió la discusión sobre el papel de las máquinas frente a los humanos. Estas novedades promovieron un acalorado debate entre expertos que pronosticaban un fuerte impacto en el empleo y otros que veían escenarios más optimistas.

La experiencia de las revoluciones industriales muestra que las cifras que predicen el fin del trabajo suelen ser demasiado pesimistas. En la historia, la implementación de nuevas tecnologías no solo destruye empleos que son sustituidos por máquinas, sino que también crea trabajos que demandan nuevas tareas y habilidades que no
existían en el pasado1. Por eso es de vital importancia centrarse en las transiciones del mercado laboral para minimizar las consecuencias negativas y maximizar los beneficios. Para ilustrar el lado positivo de estas transformaciones, basta con pensar que las consecuencias de la actual crisis sanitaria serían aún más graves si no tuviéramos la tecnología para trabajar a distancia. Esta visión invita a una conversación que no se centra en el
fin del trabajo, sino en la transformación del futuro del trabajo. Ahora bien, la evidencia disponible muestra que la incorporación de robots en Estados Unidos y Europa efectivamente ha generado efectos negativos en los niveles de empleo y salarios de sus trabajadores 2-3.

En primer lugar, la economía moderna es parte central de un mundo que está cada día más interconectado. El presente documento explora cómo el comercio internacional está transmitiendo a la región los efectos de la automatización en países desarrollados.

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