La Valoración del Capital Natural a través de Tokens
Por Federico de Arteaga. Ex Director Grupo JB-Cuervo. Experto en Ciudades, Destinos Inteligentes, en Responsabilidad Social y Sostenibilidad.
Los tokens son criptoactivos; es decir; un activo digital que reside en una red de cadena de bloques con cualidades predefinidas especificadas en un contrato inteligente instrumentado para una red específica.
El capital natural puede ser capitalizado en fondos a través de la venta de tokens. La valorización de este capital puede ser de diferentes maneras; desde una hectárea de selva, a cuotas de pesca. Con este sistema de compra de tokens, los inversores tienen la posibilidad de realizar aportes financieros trazables vía blockchain a comunidades indígenas o pequeños empresarios.
¿Cómo funcionan?
Los tokens se ofrecen en el mercado, con trazabilidad asegurada, como unidad de valor que puede ser analizada desde el valor futuro, hasta una tarjeta de regalo con valor sostenible, entre otros.
Cabe destacar que la compra de los tokens no implica en los casos del capital natural la transferencia de la propiedad sino la valorización de los servicios ambientales que ofrece el capital natural al ambiente. Es decir; “su valor de no uso o valor de existencia”, definido como “la satisfacción de saber que el activo ambiental existe aunque no se lo utilice” como lo establece la economía ecológica.
Como se expresa en la Convocatoria de BIDLab, Tokens Digitales para la Biodiversidad, “una de las mayores barreras a la protección y restauración de los ecosistemas ha sido la falta de valoración de sus funcionalidades ecológicas”.
En los lineamientos de su convocatoria, BIDLab ha identificado dos vías temáticas principales:
1. Soluciones de protección y/o regeneración de la biodiversidad, incluyendo las comunidades locales; y
2. Sensibilización, creación de ecosistemas y desarrollo de marcos de gobernanza inclusivos y vinculantes.
La puesta en marcha de mecanismos como este, la visualización de los valores de uso y de no uso, de los activos dormidos para los bonos de carbono, la inteligencia no tecnológica y la tecnológica en un equilibrio dinámico, permitirá un sistema de soluciones para avanzar en dos factores imprescindibles para la inversión: la trazabilidad y la confianza.
¿Invertir para no hacerlo?
Cada día se escuchan más voces que argumentan que se debe volver al no hacer, al dejar descansar, al valorizar pero no extraer. ¿Qué pasaría si un metal como el oro, con todas las externalidades que trae su extracción para al final terminar “lingoteado” en una bodega y prácticamente inmóvil, se calcularan los NFT neto por el valor puro y el inversor compra ese oro en su “bodega natural” sin sacarlo? Invertir para no hacer parecería una contribución a la sostenibilidad y una nueva lectura de los valores.
¿Derechos de propiedad?
“Nadie puede ofrecer un servicio ecosistémico si su derecho no está reconocido por el estado al que pertence. Esto pone en la mesa la necesidad de hacer un piloto de tokenización en alianza con un estado o estados que reconozcan la importancia de consolidar estos derechos de propiedad” .
Como se puede apreciar, es necesaria una reconexión entre la economóa clásica de los procesos ecológicos. Es necesario buscar nuevos modelos para la inclusión y la restauración, ya que mucho se ha dañado. Transferencias de cuota de huella de carbono, pagos por servicios ambientales, pueden ser efectos de transformación. En este camino, la tokenización del capital natural, tiene un lugar a impulsar.
1. Tokens Digitales para la Biodiversidad. BidLab. 2022.
2. Visiones no monetarias que reconocen la economía como un sistema abierto y con pluralidad de valores. Rodriguez-Labajos. B. 2019.
3. Sáenz Arroyo. A. 2022.