Construyendo ciudades con crowdfunding
Por Pilar Madrazo, Profesora Investigadora y Coordinadora de la Carrera de Dirección Financiera en la Facultad de Economía y Negocios en la Universidad Anáhuac, Campus Sur.
Porque empoderar a la ciudadanía para mejorar ciudades es uno de los muchos efectos secundarios del crowdfunding, en este texto te voy a decir cómo y por qué.
Los investigadores lo definen así: “El Crowdfunding se refiere a los esfuerzos realizados por un emprendedor o grupo de emprendedores con fines culturales, sociales o de lucro, para fundar un nuevo negocio, solicitando pequeñas contribuciones a un gran número de individuos utilizando el internet, sin instituciones financieras tradicionales de por medio” (Mollick 2014 p.2).
Las transacciones se llevan a cabo a través de plataformas digitales en internet que ponen en contacto a individuos que poseen recursos para invertir o aportar, con emprendedores, empresas o individuos que los necesitan para crear un negocio, hacerlo crecer o llevar a cabo proyectos. Este financiamiento puede tomar la forma de donación, recompensas, deuda, capital e inmobiliario. Los modelos de donación y recompensas se consideran modelos no financieros, pues no existe en ellos la obligación de devolver los recursos a quienes decidieron aportarlos. Por su parte, los modelos de deuda y capital se consideran modelos financieros que obligan al receptor de los recursos a devolver el capital más un rendimiento. Y finalmente, el modelo inmobiliario puede tomar la forma de un modelo de deuda, o de capital, o de ambos.
Son tres los actores que participan en una transacción de crowdfunding: los individuos que proponen el proyecto a financiar, a quienes se identifican como creadores; los individuos que deciden financiar ese proyecto, conocidos como fondeadores o inversionistas; y las plataformas que permiten a los creadores acercar su proyecto a los fondeadores, todo a través de una red de comunicación social basada en las tecnologías de información y comunicación.
El mecanismo comienza cuando los creadores del proyecto deben presentar y dar a conocer su idea a través de una campaña de difusión sobre la plataforma seleccionada. Una campaña implica la promoción del proyecto, la definición del público objetivo, el material a utilizar (videos, fotos, etc.) y la gestión de las redes sociales a través de las cuales se lleva a cabo la difusión y la comunicación al público objetivo.
El fundamento del mecanismo de crowdfunding, para cualquier modelo, tiene un factor social importante. La campaña se lleva a cabo sobre un entramado de relaciones sociales que crea una red por medio de la cual no solo fluyen recursos, sino valores de confianza, reciprocidad, reglas y normas entre el creador de la campaña y sus posibles fondeadores. Todos estos valores integran el capital social, es decir, el total de las relaciones con las que el grupo de creadores de la campaña cuenta. De acuerdo a los estudios científicos hasta ahora elaborados sobre esta innovadora forma de recaudar recursos, a mayor capital social, mayor probabilidad de éxito de la campaña.
Hoy en día, el crowdfunding es un modelo que se ha expandido a muchas otras disciplinas y recientemente, ha sido la forma de impulsar proyectos de mejora urbana. Varias plataformas alrededor del mundo promueven proyectos cívicos diseñados por los ciudadanos para ayudarlos a recaudar pequeñas cantidades de dinero de muchos donantes y lograr así la construcción de parques, jardines y demás iniciativas que embellecen y reconfortan ciudades sin necesidad de esperar a que el gobierno cuente con el presupuesto para ello. En Rotterdam, Países Bajos, por ejemplo, los ciudadanos utilizaron el crowdfunding para financiar un puente llamado Luchtsingel que conecta el centro y el norte de la ciudad. El arquitecto danés Bjarke Ingels, también recolectó fondos a través de la plataforma Kickstarter con el objetivo de diseñar un prototipo de «generador de anillos de vapor» para su planta de tratamiento de residuos en Copenhague (Dinamarca). Ésta promete ser la más limpia del mundo y cuyos anillos aparecen cada vez que la planta emite una tonelada de dióxido de carbono.
¿Por qué tiene el crowdfunding esta capacidad?
Existen estudios académicos que han probado y comprobado sobre la “sabiduría de las masas”. Este concepto se refiere a la idea de que grandes grupos de personas pueden ser colectivamente más inteligentes que los expertos individuales cuando se trata de resolver un problema, tomar decisiones, innovar y hasta predecir. Las masas logran un mejor resultado sobre todo cuando el problema, la decisión o la innovación tiene un impacto en su comunidad. Podemos decir que, a través de estos mecanismos colectivos, como el crowdfunding, se revela un empoderamiento de la ciudadanía. En grupo, somos más capaces de discernir eficientemente.
En México existen historias de éxito alrededor de este modelo de colaboración ciudadana. Plataformas de donación y recompensas, como Donadora (https://donadora.org) y Mi Cochinito (https://www.micochinito.com) son ejemplos vivos de lo que una campaña ciudadana y con impacto urbano pueden lograr. Ejemplos en Donadora van desde la reunión de fondos para proyectos sustentables de “Agua para todos”, hasta la construcción de un “Museo del Ajolote” entre otros muchos proyectos culturales que impactan puntualmente ciudades y/o regiones. Dentro de los proyectos comunitarios en Mi Cochinito se encuentra hoy, “La Catedral para todos” que invita a los mexicanos a contribuir para apoyar a la Catedral de la Ciudad de México a sortear los momentos económicos difíciles como consecuencia de la pandemia.
A esta forma de recaudación de ingresos en línea para obtener dinero y hacer realidad proyectos comunitarios se le conoce hoy como “Crowd Urbanism”, que podría traducirse al español como “Urbanismo de Masas”. En realidad, no es nada nuevo pues la recolección de recursos para fondear proyectos cívicos en las ciudades y ha existido siempre. El caso más recordado es el de la Estatua de la Libertad en la ciudad de Nueva York. Este monumento tan famoso fue en parte, financiado por los ciudadanos en un esfuerzo logrado a través del periodista y magnate Joseph Pulitzer. Sin embargo hoy, es la tecnología la que hace la diferencia. Publicar proyectos en plataformas en internet y solicitar donaciones es conveniente y barato – “básicamente costo cero” según John Rossant, fundador y presidente de la ONG de ciudades inclusivas New Cities Foundation – y tiene un alcance potencialmente global.
La pregunta que seguramente pasa por la mente de quienes están leyendo estas líneas es: ¿y por qué tenemos que pagar cuando nuestros impuestos deberían cubrir esos proyectos? En economías fuertes como la de Estados Unidos y Reino Unido se ha estudiado y comprobado que la recaudación de impuestos ha caído significativamente. Por ejemplo, en el Reino Unido, el financiamiento público cayó 77% de 2015 a la fecha. Los gobiernos municipales, cada vez más, están buscando nuevas formas de financiar desarrollos urbanos que anteriormente habrían venido de los impuestos. McKinsey estima que, de continuar esta trayectoria de subinversión por parte del gobierno, el mundo se quedará corto en aproximadamente un 11% de la inversión que necesita para mantener la infraestructura y los servicios públicos funcionando. En circunstancias financieras difíciles, es probable que los servicios urbanos locales se pierdan en favor de grandes proyectos de infraestructura.
Si observamos lo que sucede en América Latina y México, nos encontramos con que ni siquiera los proyectos de infraestructura primordiales llegan a lograrse debido a presupuestos públicos limitados y restringidos, tanto por temas económicos, de recaudación, y hasta por temas políticos. Por lo tanto, el crowdfunding es una oportunidad para que muchas ciudades lo utilicen en pro de aumentar el impacto de la inversión pública y demostrar los enfoques de su gasto. El mecanismo implica una planeación rigurosa para promover las contribuciones individuales y esto, a menudo, fomenta una mayor inversión tanto de organizaciones gubernamentales como de empresas privadas.
En circunstancias difíciles como la que vivimos hoy, el “Crowd Urbanism” podría ser un medio para lograr la inversión y la ayuda de los ciudadanos en proyectos cuya viabilidad podrían medir ellos mismos. A menudo, estos proyectos no son grandes o llamativos a nivel nacional, pero hacen la diferencia en una comunidad y ayudan a los gobiernos locales a defender las razones del objeto del gasto.
Promover el empoderamiento de la ciudadanía a través de la tecnología, puede resultar en una ciudad nueva.
¡A construir ciudades con crowdfunding!
Referencias:
Belleflamme, Paul, Thomas Lambert, and Armin Schwienbacher. «Individual crowdfunding practices.» Venture Capital 15.4 (2013): 313-333.
Mollick, Ethan. «The dynamics of crowdfunding: An exploratory study.» Journal of business venturing 29.1 (2014): 1-16.
Fuentes consultadas:
https://blog.propeler.mx/la-estatua-de-la-libertad-en-ny-el-primer-crowdfunding/
https://www.ft.com/content/9c6b5284-6000-11e7-91a7-502f7ee26895
Dra. Pilar Madrazo-Lemarroy.
Es Profesora Investigadora y Coordinadora de la Carrera de Dirección Financiera en la Facultad de Economía y Negocios en la Universidad Anáhuac, Campus Sur.
Contadora Pública por el ITESM – Campus Monterrey. Cuenta con una Maestría en Economía y Negocios, y es Doctora en Gestión Estratégica y Políticas del Desarrollo, ambos títulos por la Universidad Anáhuac México.
Cuenta con una amplia experiencia en consultoría financiera y contable en diferentes áreas: análisis de gestión, finanzas, contabilidad de costos y diseños de modelos de negocios. En Coca Cola FEMSA ocupó diferentes cargos: Controlador de Manufactura (2002-2004); Gerente de Cuentas por Pagar, Cuentas por Cobrar y Tesorería (1998 – 2002); y Gerente de Costos ABC (1994 – 1998). Se desempeñó como Coordinadora de Proyectos en el Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac (IDEA), donde coordinó el proyecto del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Universidad Anáhuac: “Aceleración del Ecosistema de Crowdfunding mexicano” (2014-2017), entre otros.