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El pájaro y la piedra

El pájaro y la piedra

Por Dr. Federico de Arteaga. Líder del Proyecto Destino Turístico Inteligente Tequila y Presidente de la Red de Destinos Turísticos Inteligentes de Iberoamérica.

Antes tirábamos piedras, ahora soltamos pájaros.

Antes precisábamos y buscábamos distancias escogidas, trayectorias previsibles, golpes definidos. Ahora no alcanza, ni la distancia es la misma, ni sabemos dónde queremos golpear, y si siquiera queremos golpear, tampoco si la trayectoria será la correcta.

Ahora debemos soltar pájaros. Buscar en lo emergente el relato, el vuelo, el migrar hacia lugares mejores.

Conocemos la teoría, sabemos que las redes son la interacción, donde el grado de libertad entre los nodos es la clave, que todo lo que interactúa se clusteriza, que la inteligencia distribuida es resiliente y sostenible. Pero no lo internalizamos.

Si la red es un flujo interactivo en tiempo real, si cada cambio es una reenmarcación, una nueva cartografía, una conexión como de “legato”[1], el timing es diferente y el tipo de toma de decisiones también. Ya no es más participar sino interactuar. Ya no es posible esperar un mes para tener una junta de Consejo, ya no es más acatar reglas donde uno gana o pierde por mayorías circunstanciales, sino un interactuar donde las cosas se hacen en tiempo real y nadie acata y todos hacen.

La música, las bandadas de pájaros, los cardúmenes funcionan distribuidamente, ¿pero es porque son todos iguales? Un pájaro es igual a otro pájaro y un pez al pez de al lado. ¿Funcionaría eso con personalidades diferentes, conductas opuestas, actitudes desconfiadas?

Este es el gran reto, las mismas personas, interactúa diferente si es una estructura centralizada, descentralizada o distribuida.

Se habla mucho de sostenibilidad, pero en un mundo cada vez más diverso, se pierde sostenibilidad si no se adoptan estructuras distribuidas. Parecería que la incorporación de un concepto no implica cambios en aspectos relevantes como el lenguaje, la organización y la conceptualización. La sostenibilidad no falta en ninguna misión, visión, propósito y presentaciones. Pero la simbología, los argumentos, la gráfica sigue siendo de la revolución industrial, se sigue hablando de cadenas, de ensamblaje, de eslabones, de organigramas, de gerencias…

Como en todas las cosas, depende del para qué y el qué se busca, lo distribuido es para ser más resiliente, más sostenible, por eso las plantas tienen inteligencia distribuida; sin eso; no sobrevive el sistema vegetal. Sin embargo, la búsqueda de la riqueza es una función de acumulación, no de flujo, ¿se podría entonces acumular en los nodos de la red y que el modelo sean los enlaces?

El conocimiento es distribuido, durante años se habló que estábamos en la sociedad del conocimiento, sin embargo, ¿cuántas empresas lo sistematizan? Es decir, se ponen de moda conceptos, se repiten, se discursea, pero no se adoptan ni se internalizan.

Si se ha pasado de la simplicidad a la complejidad, de la certidumbre al riesgo, de la secuencialidad a la simultaneidad, ¿la forma de visualizar va a seguir siendo la de “ceteris paribus”[2]?

Hace tres años era impensable para las empresas que los empleados hicieran home-office, no solo no estaba permitido, sino estaba penado. Tuvo que venir un fenómeno externo y contundente para que se debiera probar ese sistema y que se mostrara lo que era lógico, que la gente podía ser igual o más productiva y que su calidad de vida mejoraba.

Fue una re – enmarcación, una nueva forma de mirar, una nueva forma de organizar, de medir, de interactuar.

La sostenibilidad es un concepto de riesgo intrínseco, y como dice Joaquín Araújo[3] plantador de árboles “la necesidad de localizar frutos y apreciar su grado de maduración, es por lo que el hombre distingue mejor que nadie los colores… Distinguir colores permitía la supervivencia”.  Es decir, hay que empezar a distinguir en la sostenibilidad las raíces, hojas y los frutos, no es el bosque; es el árbol.

¿No es hora de pasar del discurso a la implementación lo que también ha sido evidente por años, sin que deba venir otra catástrofe para que se haga?

O los pájaros serán piedra de nuevo en Pompeya.

 


[1] Legato: “ lo que une las notas” Barenboim. D.

[2] El ceteris paribus (originalmente caeteris paribus) es un término en latín que se usa en el análisis económico para variar un factor mientras que el resto de ellos se mantienen constantes.

[3] Los Árboles te Enseñarán a Ver el Bosque”. Araújo. J. (2020).

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