La panarquía en las ciudades
Imagen: Maman – Louise Bourgeois- Bilbao
Por Federico de Arteaga. Ex Director Grupo JB-Cuervo. Experto en Ciudades, Destinos Inteligentes, en Responsabilidad Social y Sostenibilidad.
Según Gunderson, Lance y C. S. Holding[1], “la panarquía es un marco conceptual que explica las características duales, y aparentemente contradictorias, de todos los sistemas complejos: la estabilidad y el cambio. Es el estudio de cómo el crecimiento económico y el desarrollo humano dependen de los ecosistemas y las instituciones, y cómo interactúan. Se trata de un marco integrador que reúne modelos ecológicos, económicos y sociales de cambio y estabilidad, para dar cuenta de las complejas interacciones entre estos dos ámbitos diferentes y los distintos niveles de escala”.
Este marco conceptual permite analizar la evolución de las ciudades desde la complejidad de los sistemas y su adaptación en un marco global, regional y local.
Estos son algunos de los conceptos básicos de la panarquía. A nivel de ecosistemas, la evidencia empírica de los ecosistemas naturales, perturbados y gestionados identifica cuatro características clave:
- El cambio no es continuo y gradual, ni continuamente caótico. Está regulado por interacciones entre variables rápidas y lentas;
- Los distintos niveles de escala concentran los recursos y el potencial de manera diferente, y los procesos no lineales reorganizan los recursos entre niveles.
- Los ecosistemas no tienen un único equilibrio, sino que son habituales los equilibrios múltiples.
- Los ecosistemas tienen procesos que mantienen la estabilidad en términos de productividad y ciclos biogeoquímicos, así como procesos desestabilizadores que proporcionan diversidad, resiliencia y oportunidades.
- Los sistemas de gestión deben tener en cuenta estas características dinámicas de los ecosistemas y ser flexibles, adaptables y experimentar a niveles de escala compatibles con los niveles de las funciones críticas de los ecosistemas.
La panarquía identifica cuatro etapas básicas de los ecosistemas: explotación, conservación, liberación y reorganización.
r: Explotación y crecimiento, diversidad y conectividad, disponibilidad de recursos; la etapa de explotación es una etapa de rápida expansión, como cuando una población encuentra un nicho fértil en el que crecer.
K: Conservación y estabilidad, organización fuerte, rigidez y cambios lentos. La de conservación es aquella en la que se acentúa la acumulación lenta y el almacenamiento de energía y material, como cuando una población alcanza la capacidad de carga y se estabiliza durante un tiempo.
Omega: Inestabilidad colapso, destrucción creativa, cambios constante, interactividad baja.
La liberación se produce rápidamente, como cuando una población disminuye debido a un competidor, o al cambio de las condiciones.
Alpha: Movilización, reorganización, regeneración, redefinición, flexibilidad del sistema.
La reorganización también puede ocurrir rápidamente, como cuando ciertos miembros de la población son seleccionados por su capacidad de sobrevivir a pesar del competidor o del cambio de condiciones que desencadenó la liberación.
Por tanto, se trata de ciclos adaptativos; es decir; es el proceso que explica tanto la estabilidad como el cambio en los sistemas complejos.
Como se puede ver en la figura, los niveles superiores de la panarquía son más lentos y tienen un ámbito espacial mayor que los niveles inferiores, que son rápidos y corresponden a espacios más reducidos.
¿Cómo se comportan las variables en un sistema panárquico?
Recuperación: se produce cuando los acontecimientos rápidos y pequeños superan a los grandes y lentos, como cuando un pequeño incendio en un bosque se extiende a las copas de los árboles, luego a otra parcela y, finalmente, a todo el bosque.
Memoria – esto ocurre cuando el potencial acumulado y almacenado en los niveles más grandes y lentos influye en la reorganización. Por ejemplo, tras un incendio forestal, los procesos y recursos acumulados en un nivel mayor frenan la fuga de nutrientes, y las opciones de renovación se nutren del banco de semillas, las estructuras físicas y las especies circundantes que forman un legado biótico.
Los niveles rápidos inventan, experimentan y prueban; los niveles más lentos estabilizan y conservan la memoria acumulada de experimentos pasados y exitosos. La sostenibilidad en este marco es la capacidad de crear, probar y mantener la capacidad de adaptación. El desarrollo se convierte en el proceso de crear, probar y mantener la oportunidad.
Resiliencia – es la capacidad de un ecosistema de tolerar las perturbaciones sin caer en un estado cualitativamente diferente. Cuanto mayor sea la resiliencia de un ecosistema concreto, más podrá resistir perturbaciones grandes o prolongadas. Si la resiliencia es baja o está debilitada, las perturbaciones más pequeñas o breves pueden empujar al ecosistema a un estado diferente, en el que cambia su dinámica.
Según este modelo, después de una perturbación, los ecosistemas evolucionan a lo largo del tiempo a medida que los nichos ecológicos se llenan (aumento de la conectividad), la biomasa se acumula (aumento del potencial) y las especies más exitosas superan a las menos exitosas (disminución de la resiliencia). Esto hace que los ecosistemas sean vulnerables a los choques exógenos que provocan una liberación de recursos y un periodo de rápida reorganización.
Sostenibilidad y Ciudades[2]
La sostenibilidad de las ciudades no está solo intrínsecamente relacionada con la resiliencia a corto plazo frente a las grandes catástrofes, sino también con la resiliencia a largo plazo para adaptarse y transformarse a partir del aprendizaje evolutivo aportado por los cambios sociales, económicos, culturales y ambientales . El desarrollo sostenible de los sistemas urbanos se basa en el grado de adaptabilidad y de transformabilidad a los cambios sistémicos.
Sistemas socio-ecológicos (SSE)
La definición de la resiliencia de un SSE contiene las siguientes características (Holling et al. 2002):
- La cantidad de cambios que un sistema puede sufrir y seguir con – servando esencialmente la misma función, estructura e identidad.
- El grado de capacidad de autoorganización del sistema socioecológico.
- La oportunidad del sistema socioecológico para construir y aumentar la capacidad de aprendizaje y adaptación.
El ciclo de renovación adaptativa nos muestra, por un lado, la etapa hacia detrás (Back Loop), donde las fuerzas desestabilizadoras son un factor importante para mantener la diversidad, la resiliencia y la oportunidad. Estos factores son importantes para la innovación. Por otro lado, la etapa hacia adelante (Front Loop) donde las fuerzas estabilizadoras son también básicas para mantener la productividad del sistema, y su crecimiento que una vez reorganizado mediante las relaciones de memoria y revuelta establece un desarrollo sostenible.
La incertidumbre es una característica inherente al ciclo adaptativo y debe ser un factor clave en cualquier actividad de gestión de los ecosistemas tanto la incertidumbre como el riesgo aumentan con la escala (es decir, los problemas a escala global son los que plantean mayores riesgos).
Las políticas de precaución son necesarias para limitar las sorpresas (las sorpresas aumentan a medida que se utilizan más ingresos naturales de los que se regeneran[3], Wisdom in Precaustion en Visions For A Sustainable Future. La interacción de diferentes ciclos temporales es importante, y cuando se reconocen los esfuerzos para mantener las variables rápidas dentro de los límites deseados (por ejemplo, las emisiones de GEI), puede ser demasiado tarde para evitar un cambio importante del sistema (por ejemplo, la estabilidad del clima).
“El correcto desarrollo de las ciudades que afronten estos retos pasa por tejer sistemas urbanos resilientes fundamentados en la complejidad-diversidad. Las ciudades son los lugares donde se sustentan alternativas progresistas y cosmopolitas. La resiliencia aboga por entrelazar los diferentes agentes públicos-privados-comunidades, de la relación de los agentes con el espacio, y de complejizar el sistema como vía para hacerlo madurar. Se deben comprender las ciudades como porosas (W. Benjamin), como espacios de intercambio de ideas, culturas, personas y objetos que se entremezclan hilando una red densa que interacciona y está interconectada horizontalmente entre ciudades, entre centros y periferias, entre lo urbano y no urbano”[4].
Debemos encontrar la manera de capturar lo urbano más allá de cuánta gente vive en ciudades, más allá de las ciudades como unidad de urbanidad. La teoría de las ciudades resilientes es aplicable a las distintas magnitudes de los sistemas que componen el urbanismo, pasando de ámbitos como la comunidad, al barrio, distrito, ciudad o región. Y en el urbanismo lo que representa la biodiversidad de las ciudades, el entramado de vida social y comercial: la panadería, la tienda de frutas, el cine, los porteros en los edificios, la escuela y los oficios.
La capacidad de anticipar y planificar el futuro es una característica única de los sistemas humanos y tiene el potencial de aumentar su resiliencia. Es decir, las ciudades deben trabajar en los modelos de prevención. La panarquía es otro de los modelos conceptuales que permitirán pensar las ciudades desde la complejidad.
Una vez que la resiliencia se ve superada y un ecosistema entra en un nuevo estado, la restauración puede ser compleja, costosa y a veces incluso imposible. Este por ejemplo es el caso de la pandemia, una variable exógena que hace que el sistema deba reorganizarse. La variable exógena se llamó pandemia, pero la próxima se llamará de otra manera y hay que estar preparado.
[1] Gunderson, Lance y C. S. Holding. Panarchy: Understanding Transformations in Human and Natural Systems. Washington: Island Press, 2002. Pan proviene del griego y significa totalidad, y la panarquía es la representación jerárquica de un conjunto de SSE entrelazados de ciclos adaptativos .
[2] De Balanzo. R. 2015. Barcelona, caminando hacia la resiliencia urbana en el barrio de Vallcarca.
[3] https://www.jstor.org/stable/27766056
[4] https://naider.com/la-resiliencia-y-complejidad-urbana-como-virtud/