Las políticas públicas tienen más peso en el sector turístico que las tecnologías
Publicado por ComputerWorld. Ver publicación original aquí.
Enrique Martínez, presidente de Segittur, analiza el estado del turismo en España tras dos años de pandemia.
Diversos analistas prevén que, para 2022, el sector turístico aportara 141.681 millones de euros al PIB en España, lo que representará el 10,8% del total del país. Las cifras se situarán prácticamente a los mismos niveles de 2019, último año antes de la pandemia, en el que la industria llegó al 11% del PIB total y superó, en recaudación, un 8,6% a las expectativas para este año. A pesar del advenimiento de una nueva crisis económica global, esto supone una recuperación rápida para un sector que ha sido de los más golpeados por la COVID-19. Enrique Martínez, presidente de la Sociedad Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas (Segittur), organismo dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, analiza esta nueva temporada turística en clave TIC.
¿Qué papel están jugando las nuevas tecnologías en la recuperación del turismo?
El turismo es una actividad privada que sucede en un espacio público en el que la tecnología tiene un peso muy grande. Pero lo tienen mucho más las políticas públicas; sin sanidad, pensiones o vacaciones no habría turismo. Por lo tanto, siempre se habla de la importancia de la tecnología, pero hay que decir que lo esencial es que haya un tiempo libre retribuido que permita a la gente viajar. Pero, por supuesto, el papel de la tecnología es muy importante. Siempre se suele hablar del canal de distribución y de marketing, pero es solo una parte. También es necesario que los destinos sean capaces de acogernos y que multipliquen su número de habitantes siendo capaces de proveer seguridad, agua, etc.
Antes de la pandemia ya se hablaba de un turista hiperconectado y omnicanal y las empresas del sector ya empezaban a digitalizar sus procesos en ese sentido. ¿Cómo han cambiado las necesidades de los viajeros tras estos dos años?
La gente ha acortado el período de decisión y personaliza sus viajes prescindiendo de intermediarios, hace sus propios itinerarios con una estancia más prolongada. También ha crecido su gusto por lo rural. Ha habido una serie de cambios que tienen que ver más con el comportamiento de las personas que con el hecho, por ejemplo, de tener un teléfono para sacar sus billetes. Pero yo no cambiaría el orden de los acontecimientos; el verdadero cambio viene de las personas.
¿Cómo van a impactar los Fondos Next Generation en la industria y de qué manera va a ayudar Segittur en la canalización de los mismos?
Segittur está asumiendo varios papeles. El primero, evolucionar el sistema de calidad turístico para centrarlo en la sostenibilidad. El segundo, y a través de tres convocatorias, ayudar a los destinos a transformarse. Por una parte, estamos ayudando a los destinos que están en el Camino de Santiago; en la digitalización de los servicios y los entornos turísticos, que son espacios públicos; y en el fomento del conocimiento y la investigación del turismo en la universidad. Ahora estamos también sumidos en la Convocatoria de Última Milla, dotada con 80 millones de euros, con el foco en las necesidades especiales del sector. Pedimos a las empresas que nos lancen demandas específicas relacionadas con tecnologías que sean de utilidad para esta última milla.
Finalmente estamos en un proceso muy ambicioso llamado Plataforma de Destinos Inteligentes. La brecha digital no se produce en un turista que sea capaz de sacar un billete o reservar un hotel, eso está resuelto. Cuando hablamos de transformación siempre nos referimos a cómo las empresas han digitalizado su acceso al modelo de negocio de producción que tienen algunos de sus proveedores. Pero se ha hecho una reflexión de sus necesidades desde un punto de vista más genérico. Por ejemplo, una empresa puede tomar las comandas con una tableta, pero luego no tiene su almacén, y el conjunto de los almacenes de una zona, informatizados para saber evoluciones de la demanda y compartir datos. Falta digitalización de los servicios públicos y de las pymes. El problema de estas últimas es la falta de visibilidad, lo que deriva en que muchas no tienen acceso al canal de distribución ni capacidad para aglutinar varias empresas y construir un producto propio. Los dos énfasis que se han puesto en esta plataforma pasan por mejorar los servicios públicos, si no funciona el destino no hay competitividad turística, y en que las pymes cuenten con estas capacidades de acceso al canal.
“Falta digitalización de los servicios públicos y de las pymes”
Segittur cuenta con más de 500 destinos adscritos a la plataforma, que se inició en 2019. ¿Cuáles son los criterios de evaluación de estos destinos?
Nos basamos en una metodología internacional y el mérito de las administraciones españolas es haberla condensado en cinco ejes y 400 indicadores para generar un modelo reconocido por organismos como la OIT (Organización Internacional del Turismo), la Comisión Europea (CE)… Esto ha hecho, por ejemplo, que el Banco Interamericano de Desarrollo nos contrate para impulsar el modelo en Iberoamérica y que ciudades como Medellín, Bogotá o Asunción se sumen al proyecto, o que Argentina se inspire en nuestra red para impulsar la suya propia. Nuestro concepto tiene reconocimiento internacional y nacional. Cuando hablamos de destinos inteligentes, los cinco focos pasan por la gestión de la ciudad, tecnología, innovación, sostenibilidad y accesibilidad. Estos permiten agregar una visión muy completa de lo que debes hacer en el destino. Estos años de investigación y de cotejo nos han aportado mucha experiencia de lo que funciona y lo que no para poder hacer análisis con rigor. Ese acervo de conocimientos te permite tratar con los destinos en base a recomendaciones y reflexiones maduradas en base a ayuntamientos de referencia.
Uno de los retos de la sostenibilidad pasa por preservar la idiosincrasia y el patrimonio de los destinos sin perder el tren de la innovación…
El verdadero éxito del turismo es tener una experiencia que sea original, no podemos hacer que todos los sitios sean indistinguibles. Preservar esa personalidad supone mantener el patrimonio cultural, los paisajes y el tejido socioeconómico; hacer que el turismo no devore las comunidades. Todo esto ahora se valora más, la autenticidad de los entornos naturales. Esta es una vía de reflexión que se está abriendo paso tanto en la oferta como en la demanda. Pero, históricamente, no siempre se ha trabajado bien en este ámbito.
¿El auge de las plataformas colaborativas puede dañar esa idiosincrasia? ¿Qué retos plantea, también, en lo que a competitividad y a legislación se refiere?
Tanto en España como en Europa se ha avanzado mucho mediante el diálogo y la compartición de datos con estas plataformas. Es cierto que hay algunos problemas, de los que son conscientes también estos proveedores, porque hay lugares en los que el número de visitantes genera problemas de encarecimiento del alquiler y pueden terminar expulsando a la población local. Pero no en todas partes el problema es el mismo, porque hay lugares en los que si no existieran estas empresas no habría turismo. No es un asunto de blancos y negros, sino un ámbito de diálogo creciente entre todas las partes interesadas. Estamos en el camino de la solución.
Finalmente, el activo más importante es el dato y su compartición.
Sí, nosotros tenemos una herramienta con todos los datos públicos, pero no sirven de nada si no hay una indagación previa o no sabes para qué los quieres. El big data no es estadística predictiva, sino algo muy complejo que exige manejar grandes volúmenes de información y, por tanto, muchas veces ese ‘big’ no existe. Esta tecnología lo que dice es que hay una correlación entre un fenómeno y otro, pero no explica por qué dos cosas suceden juntas, sino que simplemente dice qué sucede sin establecer causalidad. La pregunta que hay que hacerse es qué conjuntos de datos están relacionados con qué problemáticas. Esa reflexión no siempre se hace. No obstante, muchas empresas han avanzado mucho ya en la toma de decisiones, algo que hay que democratizar.
“Los turistas han acortado el período de decisión y personalizan sus viajes prescindiendo de intermediarios”
Por tanto, ¿la clave está en el talento?
Hace falta muchísima formación, pero no solo en datos, sino también en turismo. Muchos expertos en datos no tienen conocimientos sobre el sector. Por ejemplo, las telcos pueden dar datos diferentes sobre un mismo indicador porque sus bases de clientes son distintas y la información no está armonizada. Nosotros estamos lanzando unas líneas de investigación para saber, por ejemplo, cómo gestionar un concierto o un crucero y, la primera pregunta que hay que hacerse, insisto, es qué problema queremos resolver. Luego, qué conjuntos de datos necesito para poder hacer una gestión, saber qué infraestructuras tecnológicas debo tener para la recogida de los datos y, por último, la semántica, es decir la centralización de la información. Hace falta mucho método y a veces nos perdemos en cosas no operativas.
¿Qué expectativas tiene Segittur para esta campaña de verano tras dos años de pandemia?
España es líder en competitividad y este año nos va a ir muy bien. Lo vemos con mucho optimismo después de estos dos años. Hemos reflexionado sobre cómo hacer otros tipos de turismo. No solo nos vamos a centrar en sol y playa, que es nuestro gran éxito, porque somos uno de los países de Europa con un medio ambiente muy diverso. Se va a enriquecer nuestra oferta y vamos a tener muy buenos números este verano.