El big data en nuestros tiempos.
Se habla mucho de big data y de la información, pero no se conocen muchos ejemplos concretos que permitan tangibilizarlo. ¿Podría usted darnos ejemplos de uso para un municipio como Tequila?
La información se genera de manera continua y desde diversos lugares. En tiempos recientes, los dedicados al análisis de la información nombraron a este fenómeno Big Data. Sin embargo, a pesar de lo atractivo del concepto, la realidad es que almacenar, ordenar, analizar y comunicar gran cantidad de información, rápida y eficientemente, no es cosa fácil.
Si bien es un tema que ahora mismo ocupa la mayoría de las discusiones en los foros dedicados al tema de datos en cualquier ámbito, pocos son los casos de verdadero éxito y, en muchas ocasiones, tienden a ser una anécdota o una buena fotografía. El gran problema es darle continuidad a los proyectos relacionados al Big Data, ya que se requieren de recursos, tanto económicos, tecnológicos como de capital humano.
Teniendo en mente esto, existen tres grandes áreas de oportunidad que en Tequila se pueden implementar en materia de Big Data. La primera es a través de las transacciones de tarjetas de crédito y/o débito en los comercios, así como los retiros de efectivo de cajeros automáticos. Gracias a esta información es posible determinar el gasto total durante la estancia de los visitantes, así como los lugares y hora del día en que fueron realizadas las transacciones.
La segunda se refiere a la huella digital que dejamos mediante el uso de nuestros teléfonos móviles. La información recabada nos puede decir la trazabilidad del recorrido de las personas, inclusive si el movimiento del individuo es a pie o abordo de un vehículo. Considerando esto, se puede conocer el origen-destino de los turistas, información de suma valía al momento de realizar un estudio de perfil. Por otra parte, los datos permiten conocer en tiempo real dónde y en qué momento del día están localizadas las mayores concentraciones de visitantes, ayudando en la gestión del municipio y en el diseño de estrategias comerciales para diseminar los puntos de concentración y que la derrama económica se extienda a otros sitios del territorio.
Finalmente, la tercera, es hacer uso del análisis en redes sociales. Mediante la técnica del análisis de sentimiento, conocer el grado de satisfacción de los visitantes durante su estancia en el destino. Los comentarios de los turistas (fuente de inspiración para otros viajeros) son de gran ayuda para mejorar las condiciones de la experiencia del turista.
En conclusión, en Tequila se pueden aplicar diversos ejercicios en materia de Big Data, sin embargo, cabe resaltar el papel del analista de datos: encontrar aquellos cuya generación y uso brinden un mayor beneficio. El objetivo no es recabar la mayor cantidad de datos -que deriva en altos costos- sino requerir aquellos que satisfagan las necesidades de la gestión del municipio.
Cómo afecta la privacidad de los datos cada vez más estricta en el uso de la información que se recaba y que es la esencia del big data?
Sea desde el punto de vista jurídico o de seguridad, la protección de datos personales se ha convertido en un tema que acapara con mayor intensidad el debate en torno al uso masivo de grandes cantidades de datos. Caso emblemático fue Cambridge Analytica, en el que la consultora adquirió indebidamente datos de millones de usuarios de Facebook para utilizarlos en una estrategia para influir en el comportamiento de los votantes durante la campaña presidencial de los Estados Unidos, que derivó en la victoria de Donald Trump.
En el marco de las ciudades inteligentes, la entrada en vigor del Reglamento General de Protección de Datos en 2018 en la Unión Europea ha supuesto, para algunos, una amenaza a los proyectos de smart cities. Kostantinos Champidis, Chief Digital Officer de la ciudad de Atenas, expuso durante una entrevista su preocupación ante el GDPR (por sus siglas en inglés) argumentando que las estrategias smart tienen como elemento inherente el uso de datos, públicos o privados, desde el momento de la recolección hasta el resultado de su análisis.
Determinar los puntos en conflicto entre la técnica del Big Data y la protección de datos personales resulta exhaustivo, máxime si se considera la falta de armonía entre los sistemas jurídicos de los países. Para tener un punto de referencia, situémonos en el caso mexicano. Nuestro país está regido por la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares (LFPDPPP) y la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados (LGPDPPSO). La primera aplicable a los privados y la segunda a los servidores públicos.
Partamos de la definición de dato personal, en ambas leyes: «cualquier información concerniente a una persona física identificada o identificable». Una respuesta al momento de tratar los datos es la anonimización. Sin embargo, el potencial de identificación de una persona es alto por la implicación del proceso masivo y automatizado de la información, mediante el cruce de múltiples bases de datos. Por tanto, es importante realizar evaluaciones de riesgos de reidentificación para garantizar la privacidad.
Un aspecto troncal son los deberes y obligaciones a los que están sujetos los responsables del tratamiento de los datos, tanto en la LFPDPPP (Art. 6) como en la LGPDPPSO (Art. 16), quienes tendrán que observar los principios de licitud, consentimiento, información, proporcionalidad, lealtad, calidad, finalidad y responsabilidad.
Salvo las excepciones previstas en la Ley, todo tratamiento deberá estar sujeto al consentimiento del titular de los datos, sea tácito (no se opone, habiendo puesto a su disposición el aviso de privacidad) expreso (datos financieros y patrimoniales) o expreso y por escrito (datos sensibles). Si consideramos la cantidad de datos y velocidad en que son recabados resulta un obstáculo para la óptima gestión de las ciudades solicitar el consentimiento.
Respecto de los principios de finalidad y proporcionalidad, surgen las siguientes cuestiones: el propósito en Big Data es recolectar la mayor cantidad de datos sin considerar el uso final, lo que entra en conflicto con el deber de los responsables a limitar el tratamiento a los fines determinados; para un científico de datos es importante recolectar la mayor cantidad de datos y mantenerlos por tiempo ilimitado en caso de que sean necesarios en un futuro, lo que contraviene a recolectar solamente los datos previstos en el aviso de privacidad y mantenerlos en un periodo necesario para cumplir la finalidad para la que fueron recabados.
Ante esto, es preciso apuntar que no se puede pretender explotar al máximo la técnica del Big Data y, a la par, contar con un infalible sistema de protección de datos personales, ya que potenciar uno significa perjudicar al otro. Al final, será necesario apostar por un equilibrio sin olvidar colocar en el centro de la discusión el derecho de las personas a la privacidad.
Usted como experto en información ¿cómo cree que se debe hacer para que la sociedad tenga sentido de pertenencia de proyectos de ciudad inteligente y que no lo vea tan lejano?
Una persona no puede tener sentido de pertenencia a un proyecto que desconoce o no entiende. Sobre esto, considero tres puntos clave: inclusión, comunicación efectiva y evidencia tangible. Los proyectos de ciudades inteligentes generalmente se fraguan entre especialistas y tomadores de decisiones. Sin embargo, es fundamental la participación activa de los ciudadanos en el desarrollo del proyecto, ya que son quienes tienen el pulso del territorio y conocen, de primera mano, las necesidades más apremiantes. De lo contrario, el proyecto es visto como una imposición del que son ajenos.
Una vez incluidos, es importante llevar a cabo una alfabetización digital. No obstante que el término de Smart City se ha puesto en boga, su comprensión no es sencillo, en particular, ante la multiplicidad de conceptos técnicos como los referentes a la tecnología. Por un lado, explicar cuestiones como Big Data, Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial, etc. Por otro lado, subrayar que la tecnología es sólo un aspecto de la ciudad inteligente, no un fin sino un medio para optimizar la gestión del territorio, y que abarca temas tan diversos como cuidado al medio ambiente, desarrollo económico, movilidad urbana, seguridad, accesibilidad, entre otros.
Finalmente, la sociedad necesita palpar la «inteligencia» de su ciudad, considerando, sobre todo, que un proyecto de esta envergadura es a largo plazo. Ni siquiera Singapur, que lleva más de una década trabajando en este sentido se podría considerar plenamente smart. ¿Cómo hacerlo? En una plática con Massimo Marchiori, considerado el padre del «hiperbuscador» que fue la base del nacimiento de Google, propuso lo siguiente: hacer una prueba piloto en algún punto de la urbe (tan sólo unas cuadras) implementando un microcosmos inteligente, en el que los ciudadanos pudieran observar y «vivir» los beneficios y, de esta manera, fomentar el deseo en ellos de ver el proyecto a gran escala.
Arturo Constantini.
Maestro por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), concluyó recientemente el diplomado en Privacidad, Regulación y Gobernanza de Datos por la misma institución. Se ha dedicado al análisis de temas internacionales, económicos y de turismo. Ha participado en congresos y talleres, a nivel nacional e internacional, en torno al impulso y desarrollo del Turismo Inteligente. Pertenece al programa de Redes de Expertos en Gestión Pública de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Fungió como Director de Análisis Regional en la Secretaría de Turismo federal y actualmente es Socio Fundador de Brain Analytics and Innovation.