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Mujeres y Ciudades.

Mujeres y Ciudades.

Por Federico de Arteaga

El rol de la mujer en la ciudad es un factor relevante. Cada vez más se están haciendo análisis de cómo gestionar temas como la seguridad, la movilidad, la funcionalidad, el uso del tiempo de la mujer en las ciudades.

En una interesante publicación del Banco Interamericano de Desarrollo [1] Ciudades Inclusivas. Productividad Urbana a partir de la igualdad de género, se analizan temas de acceso a mejores niveles de ingreso, rutas del transporte público, inseguridad, participación y gobernanza urbana.

Como expresa Nora Libertun de Duren, Directora de la iniciativa de prioridad institucional del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) “La inclusión de la Mujer- Un camino a la productividad urbana”: “ es fundamental promocionar la inclusión de las mujeres en los beneficios de urbanización para superar las enormes desventajas y limitantes que tienen. Para tal fin, es necesario un esfuerzo conjunto de todos los sectores — público, privado y de la sociedad civil. Apoyar la plena integración económica y cultural de las mujeres, proveer servicios públicos que respondan a las necesidades de toda la población, y apoyar a que las mujeres accedan a los mercados formales de propiedad y de crédito; son algunas de las acciones claves para promover sociedades más justas, economías más productivas, y ciudades más resilientes.

Un caso con buenos resultados es en El Salvador; para la mejora de la movilidad urbana desde la perspectiva de género: Un servicio de transporte prestado por mujeres para mujeres.

“En El Salvador, la violencia de género es un tema crítico para la seguridad de mujeres en las ciudades sufriendo varios tipos de violencia en los espacios públicos, tanto en las estaciones de transporte como dentro de buses y microbuses (MOP, 2015).

En este contexto social, una empresaria salvadoreña identificó la necesidad de brindar una forma de movilidad segura para mujeres, niños y jóvenes, y fundó un servicio de transporte integral brindado por mujeres altamente capacitadas: Línea Rosa. Actualmente, la Línea Rosa está constituida por 23 mujeres: 16 conductoras, y personas a cargo del trabajo administrativo y de la atención al cliente. El 70% de las conductoras está disponible en el turno diurno y el resto lo hace en el nocturno. La mayoría de las conductoras trabaja a tiempo completo, lo que significa alrededor de 40 horas por semana. El cobro por servicio es en promedio US$ 4.

Estas iniciativas colectivas han apoyado el empoderamiento de las mujeres, priorizando la seguridad de las usuarias (Font, 2014). La alta percepción e incidencia de la inseguridad desincentiva y limita el uso del transporte público en las mujeres, lo cual limita su acceso a oportunidades laborales y educativas, su derecho a circular libremente, y a disfrutar del espacio público urbano. La alta percepción e incidencia de la inseguridad desincentiva y limita el uso del transporte público en las mujeres, lo cual limita su acceso a oportunidades laborales y educativas, su derecho a circular libremente, y a disfrutar del espacio público urbano.

Este tipo de servicio para mujeres, existe en más de 15 ciudades del mundo, entre las cuales se encuentran Nueva York, Estados Unidos (SheTaxis); Ciudad de México, México (LauDrive[2]); Managua, Nicaragua (Comfort Pink); Rosario, Argentina (SheTaxi), Valencia, España (ConfiTaxi); Kerala, India (SheTaxi), El Cairo, Egipto (PinkTaxi), entre otros sitios”.

Casos como el de Línea Rosa muestran logros importantes:

  • Empoderamiento social y económico de las mujeres
  • Romper los estereotipos de género
  • Mejorar la seguridad y movilidad del transporte urbano para mujeres y niños
  • Reducir las brechas de género en las condiciones de trabajo
  • Aumentar la autosuficiencia de las mujeres conductoras

Más allá del diagnóstico realizado, se muestran iniciativas para tratar de solucionar problemas o mitigar riesgos. Casos en El Salvador, México, Japón y España contribuyen a pensar las ciudades no sólo desde la inteligencia no tecnológica sino de los sentimientos y necesidades de las personas.

La convivencia, la inclusión, la civilidad pasan tanto por eliminar obstáculos como por hacer cosas nuevas y en ésto el rol de la mujer emprendiendo mejora la inteligencia de las ciudades desde el ciudadano.


[1] Inclusive Cities: urban productivity through gender equality / Nora Libertun de Duren, Anri Hiramatsu, María Camila Ariza, Paloma Silva. 2018.  http://publications.iadb.org/handle/11319/9129

[2] http://www.laudrive.com

 

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